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Here are two articles written by Emily Guevara ( Twitter: @TMTEmily)  on our background and on  Grace Español .   Tyler Morning Telegraph...

Tuesday, January 21, 2020

Confesión y Arrepentimiento - Primera parte

Hay una palabra que a desaparecido en nuestra cultura y que muy poco se habla aun en el ámbito cristiano. Pecado. En nuestro mundo el pecado no existe, todo es relativo.  Y lo que es malo no es necesariamente pecado. Si no existe pecado, no hay nada de que arrepentirse.

El pecado para el cristiano es primordialmente ofensa en contra de Dios. La biblia enseña que debemos arrepentirnos de nuestros pecados. Sin embargo no es un tema muy popular pero es indispensable si queremos vivir de una manera que agrada a Dios.

La biblia es un libro que presenta a los hombres y mujeres de fe de una manera real, con sus virtudes y defectos, con sus éxitos y fracasos. Nos muestra a hombres y mujeres que pecaron en contra de Dios.

El Salmo 51 de esta mañana presenta dos aspectos, uno negativo y otro positivo en cuanto al pecado. Presenta lo horrible que es el pecado delante de Dios, y porque debemos evitarlo. A la vez nos muestra que cuando pecamos y arrepentirnos Dios nos restaura (hace "reset") la salud espiritual.

El contexto se encuentra en 2 Samuel 11; 12 Es un capítulo triste y decepcionante, especialmente en lo que Dios dice acerca de ello. Son palabras que ninguno de nosotros quiere escuchar.

David siendo rey se aprovecha de una mujer casada llamada Betsabé. Esta mujer queda en cinta y cuando es informado de esto, David arregla para que su esposo Urías, un hombre fiel soldado del rey, sea matado en guerra para el quedarse con ella como esposo. Las siguientes palabras describen el punto de vista de Dios en cuanto a esto:

 “Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.” 2 Samuel 11:27

Esto es lo que pecado es delante de Dios.

Después de esto David no confiesa ni se arrepiente de su pecado sino que lo oculta por un año. Es hasta que Dios manda al profeta Natán a confrontarlo. Las palabras de Dios por medio del profeta David son penetrantes y tristes:

2 Samuel 12:9-12

9 ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón.
10 Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer.
11 Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol.
12 Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.

David pudo haberse justificado en ese momento. Pudo haber ignorado al profeta ya que el era el rey. Pero no lo hace. David dice:
“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová.” v. 13

Tres palabras: "Pequé contra Jehová"

El profeta Natán le dice:
“Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.” vv. 13b-14

El profeta le dice que habrá consecuencias por su pecado. Siembre habrá consecuencias de cualquier pecado que cometamos. Dios nos perdona pero no las quita. Debemos aprender a no pecar.

David no dice mucho en 2 Samuel pero escribe un Salmo. Este salmo es uno de los siete que les llama “penitenciales” (Salmos 6, 32, 38, 51, 102, 130, 143) porque expresan confesión y arrepentimiento de pecados. La palabras de instrucción del salmo 51 dicen que es un salmo de David “cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta.”

La mayoría de nosotros no quisiera un canto con nuestro nombre y el pecado cometido. David, el autor de este salmo, el hombre como el corazón de Dios, era un hombre transparente y nos enseña de este trágico fracaso de él que le costó mucho.

Nos enseña qué debemos hacer cuando caemos en pecado (grandes o pequeños) y los resultados de la confesión y el arrepentimiento.

 David comienza rogando por la misericordia y la compasión de Dios vv. 1-2

1. Es por su misericordia que Dios que podemos venir ante Dios para pedir perdón v. 1a

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia”

David comienza no demando nada, pues no puede hacerlo. Comienza implorando a Dios como uno que clama, que pide clemencia: “ten piedad de mi…” 

No solamente lo hace rogando como uno que no merece nada sino que también apela a la “misericordia” de Dios. Esta palabra de que ya hemos hablado antes “jesed” es el amor de pacto, amor infalible de Dios hacia sus hijos. Es por este amor que Dios nos perdona nuestros pecados.
Es por su amor que no hemos sido consumidos, sino que su amor es nuevo cada mañana.

Así debemos comenzar nuestra confesión, rogando la misericordia y compasión de Dios.
¿Porqué?

2. Porque es por su compasión que Dios puede borrar y limpiar tus pecados vv. 1b-2

“Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado."

David apela a la compasión (la emoción, el sentir que viene de las entrañas) de Dios. Dios es abundante en sus piedades. Él no es como nosotros. Él sabe que somos polvo.

Es por su compasión que el “borra” nuestras “rebeliones” (desobediencia a Dios)  y nuestras maldades (lo que es errado).

Borrar quiere decir “eliminar vigorosamente” (el la militar se usa cuando algo es destruido completamente). Este borrar es permanente. En el termino de computación se usan ceros para borrar algo completamente pero no lo hace nuevo. Cuando Dios borra nuestros pecados no quedan rastros.

Todo pecado es rebelión en contra de Dios. Dios nos borra estas rebeliones cuando confesamos y nos arrepentimos de nuestros pecados. Es por su piedad que nos perdona.

Recordemos que como creyentes, nuestros pecados han sido borrados cuando creímos en Cristo. Le costó su vida a nuestro Señor. Él sufrió el castigo del pecado para darnos salvación y cuando pecamos estamos afrentando su sacrificio. Debemos arrepentirnos.

Este salmos está escrito a creyentes que han pecado pero si tu hoy no haz reconocido a Cristo como el sacrificio que pagó por tus pecados, y no te haz arrepentido, debes hacerlo hoy. Ese es tu pecado primordial que necesita ser confesado hoy.

Dios no solo nos borra nuestros pecados sino que nos lava como ropa que se lava. David se considera un trapo sucio que necesita ser limpiado por Dios. El mejor jabón para lavar nuestra suciedad es la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:9 El resultado es un limpieza completa.

Debe de haber un segundo paso.

Confesión y Arrepentimiento - Segunda parte


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