En Corinto, la iglesia había creído en Cristo. Creían que Cristo resucitó. Pero en el proceso de sus vidas cristianas habían llegado a creer el concepto Gnóstico y aun de los filósofos griegos que el cuerpo era sin valor y que no tendría ninguna parte en la eternidad. Sus almas eran valiosas y vivirían en forma de “espíritus” pero no sus cuerpos. Consecuentemente, habían llegado a negar la resurrección de los muertos de los creyentes aunque decían creer en la resurrección de Cristo. En este texto, Pablo les hace ver lógicamente que lo que ellos habían llegado a creer era incongruente con la verdad de Dios.
Lógicamente no tenía sentido. Por consiguiente, esto les afectaría en su manera de vivir como creyentes.
Recordemos que hoy día también muchas personas piensan que la muerte es el fin de la existencia. Algo que aun de niño yo no podía aceptar. Cuando recibí a Cristo entendí que la muerte no era el fin. Pero hoy día se habla mucho de ir al cielo cuando muramos. Que nuestro cuerpo volverá al polvo pero nuestra espíritu vivirá para siempre. Pero esto no es cierto. Nuestros cuerpos serán resucitados y serán unificados con nuestros espíritus. Esto es lo que Pablo enseña en este capítulo.
Lógicamente no tenía sentido. Por consiguiente, esto les afectaría en su manera de vivir como creyentes.
Recordemos que hoy día también muchas personas piensan que la muerte es el fin de la existencia. Algo que aun de niño yo no podía aceptar. Cuando recibí a Cristo entendí que la muerte no era el fin. Pero hoy día se habla mucho de ir al cielo cuando muramos. Que nuestro cuerpo volverá al polvo pero nuestra espíritu vivirá para siempre. Pero esto no es cierto. Nuestros cuerpos serán resucitados y serán unificados con nuestros espíritus. Esto es lo que Pablo enseña en este capítulo.
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