Religiosidad vana no transforma, solo Cristo puede hacerlo.
Colosenses 2:11-15
Pablo en estos siguientes versículos enseña que a diferencia de la religión, en este caso judía, Cristo nos ha transformado completamente (los verbos usados son en el pasado indicando algo que sucedió y no se repite) y por esto estamos completos en Él.
Hay tres verdades en cuanto a lo que Cristo ya ha hecho por nosotros.
1. Debemos evitar seguir ritos religiosos eternos externos v. 11a
“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano”
La circuncisión fue dada a los judíos como parte del pacto con ellos y Dios. Cada hombre tenía que ser circuncidado para ser parte de este pacto.
¿Porqué lo enseña Pablo?
Porque la enseñanza de los falsos maestros era una que abogaba el someter el cuerpo. Este ascetismo se caracterizaba en negar los placeres del cuerpo para buscar lo espiritual. Es posible que ellos creían que ser circuncidado era un acto que les ayudaba a ser más espiritual. Pero Pablo es claro: estos actos externos religiosos nos desvían de la vida Cristo-céntrica.
Pablo enseña que “en él”, en Cristo ya ellos han sido circuncidados del corazón (Deut. 10:16; 30:6) por medio de la fe (Rom. 3:30) pero no humanamente sino espiritualmente. Es por Cristo que ahora los Gentiles (no judíos) Efe. 2:11-14 somos parte de la circuncisión no hecha a mano, sino que hemos sido circuncidados espiritualmente. (Fil. 3:3)
Los actos religiosos humanos no ayudan al creyente en su vida en Cristo. No los necesitamos porque estamos completos en Cristo. Dios nos ha transformado y esto no es un acto humano que nosotros hacemos.
Tu puedes ser muy religioso pero esto, aunque muestra actos externos, no transforma tu vida. Necesitas a Cristo. Solo Él puede transformar. El te puede circuncidad espiritualmente.
2. Debemos recordar nuestra transformación en Cristo v. 11b-12
Hay cuatro verdades espirituales de nuestra transformación en Cristo.
a. Nuestra naturaleza pecaminosa fue quitada (le quitó el poder) en Cristo v. 11b
“al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo”
Siguiendo la idea de la circuncisión Pablo enseña que Cristo quitó de nosotros “el cuerpo pecaminoso carnal”. Pablo compara el acto externo de la circuncisión donde se cortaba parte del cuerpo, un acto externo superficial que no cambiaba lo interior, con este acto espiritual. Pero en la circuncisión de Cristo, Él transforma de tal manera que nuestro “cuerpo pecaminoso carnal” espiritual es quitado en el sentido de que es vencido y no tiene poder sobre nosotros. Él quita, lo pone a un lado, le quita el poder, a este “cuerpo” interior pecaminoso nuestro. En Romanos 6:6 Pablo escribió sobre este acto:
“sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.”
Los de la iglesia en Colosas estaban creyendo enseñanza falsa que enseñaba que el cuerpo con sus deseos debía ser sometido a lo espiritual a través de ritos religiosos. Esto lo contrarresta Pablo enseñando que la circuncisión de Cristo” se llevó a cabo cuando creímos en Él y es tipificado en el bautismo.
b. Morimos y resucitamos con Cristo v. 12
“sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.”
Pablo compara la sepultura y resurrección de Cristo con el bautismo. En este caso, la palabra “bautismo” que significa “sumergir, zambutir, meter en algo (agua para purificar)” tiene un significado simbólico. Cuando creímos en Cristo, fuimos espiritualmente unidos o metidos en su sepultura y morimos (aunque no lo dice como lo dice en el versículo 20, esta es la implicación) y fuimos resucitados con Cristo (algo que también lo dice claramente en el capítulo 3:1). Esto es muy similar a lo que Pablo enseña en el capítulo 6 de Romanos. Rom. 6:3-4
El bautismo simboliza el acto espiritual de morir, ser sepultado y resucitar con Cristo. Esto sucedió cuando creímos en Él. Este acto transformador es simbolizado en el bautismo en agua.
Si tu eres creyente pero no has dado este paso, te invitamos a que lo hagas. Es un acto de obediencia, pero más que todo es una representación pública de tu unión con Cristo.
Morir y resucitar a nueva vida fue “mediante la fe” y esta fe es por medio del “poder de Dios que le levantó de los muertos.” No es algo que nosotros podemos hacer con nuestros esfuerzos o que una religión puede hacer. Si tenemos que tener fe cuando para creer en Cristo como nuestro Salvador pero es por medio del “poder de Dios que levantó de los muertos”. Si Dios nos dio ese poder para resucitar con Cristo, su poder nos seguirá ayudando a vencer los deseos pecaminosos sin necesidad de lo que imponga una religión.
c. Recibimos nueva vida juntamente con Él v. 13a
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él”
Pablo da la aplicación espiritual conectada con lo que dijo en el versículo 11. Cuando nos unimos a Cristo, estábamos “muertos en pecados”, es decir separados de Dios por nuestros pecados o transgresiones (lo que hacíamos era en contra de Dios).
Estábamos “en la incircuncisión” de nuestra naturaleza pecaminosa (la carne)[Es posible que Pablo se está refiriendo al hecho de no ser circuncidados como judío, pero el contexto (v. 11) apoya mejor el uso simbólico.]. Pero al unirnos a Cristo en su muerte, sepultura, fuimos también resucitados y nos dio “vida juntamente con él”. Es así como fuimos circuncidados espiritualmente. Esta circuncisión espiritual nos da vida espiritual.
En el capítulo 3 miramos aprenderemos cómo es este nuevo hombre que ha sido resucitado.
d. Nuestra deuda fue pagada v. 13b-14
“perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”
Dios no solo nos dio vida eterna en Cristo sino que a la vez nos perdonó “todos los pecados”. Nuestras pecados eran una deuda que nosotros no podíamos pagar jamás. Nuestras ofensas contra Dios estableció una deuda extensa. El acta de decreto (un remitente) la daba el deudor al que le debía firmándola. Esto le hacia responsable de pagar o sufrir las consecuencias de perder todo lo que poseía. Así era nuestra cuenta por nuestros pecados (heredados y por nuestras acciones) ante Dios.Esta cuenta Dios no solo la borro sino que la canceló y la clavó en la cruz. Es decir, al clavarla en la cruz hacía que Cristo pagara nuestra deuda. Fue Él que sufrió el castigo por nuestros pecados. ¡Cuenta saldada en Cristo!
La religión no sirve para nada, solo Cristo puede transformarnos. Él nos libró de nuestra carne pecaminosa dándonos el poder para vivir para Él. Morimos y resucitamos con Cristo por la fe en Él y por el poder de Dios. Dios nos dio una vida nueva y nuestros pecados fueron todos perdonados a través de la muerte de Cristo en la cruz. Si estás en Cristo esto es una realidad.
¿Haz experimentado esta transformación?
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