María, una joven que fue el instrumento que Dios usó para traer el cumplimiento de su promesa, para llevar a cabo el plan de Dios al darnos a su Hijo que sería nuestro Salvador y Señor de todos. La única razón por la cual la usó a ella y a otros es para cumplir su plan que traería gloria a su nombre a través de la redención de muchos y no para hacer a María grande. María no fue inmaculada concebida, porque ella misma reconoció a Dios su salvador.
Ella tampoco llegó a ser la madre de Dios porque es una imposibilidad. Fue la madre de Jesucristo hombre, la que llevó en su vientre. Recordemos las palabras de Juan de Damasco del siglo ocho:
“No decimos que Dios nació de ella en el sentido de que la divinidad del Verbo tiene su comienzo de ser de ella, sino en el sentido de que Dios el Verbo mismo, que fue eternamente engendrado por el Padre antes de los siglos y existe sin principio y eternamente con el Padre y el Espíritu Santo, vino en los últimos días para que nuestra salvación more en su seno y de ella, sin sufrir cambio, se hizo carne y nació …” Juan de Damasco (Siglo VIII)
Ella tampoco llegó a ser la mediadora entre Dios y los hombres. Solo Cristo es el mediador entre Dios y los hombres.
Miremos a este niño que llevaría María en su vientre. Miremos que tan especial es. ¿Quién es este niño que celebramos en la Navidad?
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