¿Quién es mi prójimo?
La parábola que nuestro Señor cuenta al intérprete contesta la pregunta de ¿quién es mi prójimo? Esto debería ser muy obvio pero sabemos que nosotros tratamos de usar nuestra lógica para evadir lo que Dios nos manda aunque este claro. Lo irónico es que muchas veces queremos respuestas a preguntas que no son posibles responder (como "¿porqué existe el mal? o "¿Hay libre albedrío?"). Sin embargo nuestro Señor a través de esta parábola nos da la respuesta sobre quién es nuestro prójimo
.
Pero, primero, hablemos de quién no es nuestro prójimo y luego miraremos quién es.
A. NO es alguien que necesariamente (no obligatoriamente)
1. Es culturalmente igual
El que ayudó a este hombre era un samaritano. Los samaritanos eran mitad judíos y mitad Sirios. Estos se habían mesclado en matrimonio con los Sirios durante el destierro de las diez tribus en los años___. Los samaritanos fueron excluidos y marginados por los judíos. Estos crearon su propia cultura, similar pero diferente a la judía.
Nuestro prójimo no tiene que ser culturalmente igual que nosotros. Para nosotros los hispanos, incluye personas que son hispanas que hablan inglés. Incluye a personas anglosajonas que hablan inglés o español. Pero realmente, la idea es que el trasfondo cultural no nos debe importar.
Parte de esto cultural, es el punto de visto político. Los samaritanos y judíos también tenían diferencias políticas.
Una encuesta reciente hecha por Lifeway de 1,010 Americanos preguntó a las personas si preferían ir a la iglesia donde personas comparten su punto de vista político. El cuarenta y dos por ciento dijo que sí. Cuarenta y dos estuvo en contra y el doce por ciento no estaba seguro.
Esto nos dice mucho sobre nuestra amor al prójimo. Nuestro amor al prójimo está limitado a lo que nos gusta o no nos gusta de otros, y esto incluye en el tiempo que nos reunimos los domingos. La realidad es que los domingos es cuando más segregados estamos como personas y cristianos.
¿Porqué? porque preferimos nuestra comodidad y nos gusta "nuestra" gente que es como nosotros.
Nuestro prójimo no es el que es culturalmente y políticamente como nosotros.
2. Es alguien que religiosamente igual
Los samaritanos adoraban a Dios pero establecieron su propio lugar y orden religioso. Ellos, contrario a los judíos, adoraban en el monte Gerizim, y creían solo en los primero cinco libros de Moisés.
Esto quiere decir que nuestro prójimo no necesariamente tiene que creer lo que nosotros creemos para ayudarle y mostrarle amor. Hoy día hay tanta división de iglesias por esto. Nos hemos vuelto consumidores antes que verdaderamente adoradores de Dios y amadores de otros. Pedimos y recibimos pero no damos nada, especialmente la deuda del amor que dice Pablo en Romanos que todos tenemos.
Además miramos que en Juan 4, nuestro Señor le compartió el evangelio a la mujer Samaritana y esta creyó en Él. Nosotros, los seguidores de Jesús hemos sido llamados no solo a mostrar amor sino también a compartir el evangelio con aquellos que no creen en Él. Nuestro amor, como dijimos la semana pasada, es un puente para compartir el evangelio.
Nuestro prójimo no es el que es culturalmente y políticamente como nosotros ni religiosamente cree igual que nosotros.
3. Es alguien que es tu amigo o familiar
Este hombre en el camino era posiblemente judío y es muy claro que no conocía al samaritano. Nuestro prójimo no es la persona que conocemos, aunque puede que lleguemos a conocerle. Nuestro prójimo no es un familiar, aunque lo puede ser. El punto es que no es alguien con quien ya tenemos una relación.
B. Nuestro prójimo es:
1. Es alguien que no conocemos.
"un hombre descendía de Jerusalén a Jericó..." v. 30a
Este hombre no es alguien conocido. Es alguien que iba de Jerusalén a Jericó que estaba a 12 millas de distancia. El camino era de bajada (de 3,000 mil pies de altura a 1,000 pies de altura), estrecho y en este tiempo muy peligroso. La topografía era rústica, montañosa y con mucho desierto. La persona que hacía este viaje corría este peligro y muchos había experimentado asaltos y aun muerte.
2. Puede ser tu enemigo - Mateo 5:38-48; Rom. 12:19-21
Algo que no encontramos en esta parábola es que nuestro prójimo puede ser nuestro enemigo. Es posible deducir que el Samaritano ayudó a un judío. Lo podemos deducir por el contexto. El sacerdote y el Levita pasan por el camino. Pero el Samaritano es el que se para para ayudar. ¿Porqué usa nuestro Señor a un Samaritano en su historia? Es posible que es para establecer el hecho de que este Samaritano que era considerado enemigo de los judíos y vice versa es el único que ayuda a este hombre que posiblemente era judío. Este samaritano estaba amando a su "enemigo".
Pero no es necesario asumirlo de este texto. La enseñanza de nuestro Señor es clara en Mateo 5, el Sermón del Monte. En los versículos 38 hasta el 48, nuestro Señor enseña sobre amar a nuestros enemigos. Él comienza diciendo, "Oísteis que fue dicho..." Esto era lo que los Intérpretes de la Ley enseñaban. Esto era la manera en que habían interpretado La Ley. Pero Cristo les dice que están equivocados. Es un pasaje que me reta, nos reta a todos a amar a TODOS.
Esto lo recapituló San Pablo en Romanos 12:19-21
Quizás digas que no tienes enemigos, y tengas razón pero esto no quiere decir que no tendrás (tus amigos se pueden convertir en enemigos). El punto de todo esto no es que tienes que tener enemigos. El punto que nuestro Señor establece es que si solo amas a los que te aman, nada haces que otras personas sin Cristo pueden hacer. Si eres hijo de Dios amas como Dios ama, y Dios ama a todos aun a sus enemigos.
La Palabra de Dios es muy clara. 1 Juan 3:10-15. Si hemos nacido de nuevo, y somos hijos de Dios, debemos amar como Dios ama. Debemos amar a nuestro prójimo. Mucho de lo que miramos en nuestro mundo hoy día viene directamente del pecado del hombre. El hombre dominado por el pecado. El hombre dominado por Satanás. La respuesta, el antídoto para esto es el amor de Dios. Si eres creyente, tu tienes ese amor. Dios te manda a mi y a ti a que lo mostremos con nuestros hechos.
3. Es alguien que tienen una necesidad v. 30b
"y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto."
Este camino era muy peligroso. Los ladrones y asaltantes se escondían en las montañas y atacaban de sorpresa. Esto fue lo que sucedió en esta parábola.
Aunque nosotros vivimos relativamente seguros sabemos que el mal existe. Esta semana he escuchado de dos casos donde la maldad me ha dejado pensando y orando que venga el reino de nuestro Señor y establezca justicia. En uno de estos casos un padre quitó la vida a su esposa y sus dos hijitas de 2 y 3 años. No se sabe exactamente la razón pero no hay acto tan cruel como este. No puede explicar la maldad pero es real. Creo que todos aquí creemos esto. La maldad impulsada por Satanás es real. La maldad impulsada por nuestros deseos pecaminosos es real.
En medio de todo esto, como cristianos hemos sido llamados a amar a nuestro prójimo y expresar el gran amor de Dios. Hemos sido llamados a mostrar al mundo que así como existe la maldad en este mundo, la bondad de Dios es real y evidente en este mundo a través de sus hijos. Este es nuestro llamado. Es un amor que no importa que tan pequeña o grande sea la necesidad está dispuesto a ayudar.
Cada vez que nos movemos a una casa nueva tratamos de conocer a nuestros vecinos haciendo "casa abierta" (open house). No hemos tenido mucho éxito pero tratamos de no solo conocer sin ayudar a nuestros vecinos que tienen necesidad.
En el California vivían junto a nosotros una pareja de ancianos que estaban solos y no tenían a nadie que los cuidara. Hicimos todo lo que pudimos. Cosas simples como dar la vuelta al colchón o arreglar el control remoto eran cosas con las que necesitaban ayuda o simplemente alguien para saludar y preguntar cómo estaban. Recuerdo cuando el hermano de Joe vino a visitarlo y murió de un ataque al corazón en su sala de estar. Llegaron los paramédicos y la ambulancia y aún nadie salió, excepto nosotros. Triste. Recuerdo a Joe, un veterano que luchó contra la enfermedad de Alzheimer, llorando, golpeándose la cabeza diciéndose "estúpido" porque no podía recordar cosas. Recuerdo las pequeñas conversaciones que tuvimos en nuestro patio delantero. No recuerdo que nadie se haya hecho amigo de ellos. Muy a menudo al correr en mi vecindad pienso en las personas solas que necesitan de un buen vecino. Ruego que Dios nos a descubrir quienes son y ayudarles en sus necesidades.
¿Porqué? por lo que leímos la semana pasada. Es bueno que lo leamos otra vez. 1 Juan 3:16-18. Es fácil amar de palabra pero nuestro amor a Dios se demuestra en actos meditados de sacrificio, misericordia, compasión y bondad.
“No obstante, un derivado de la misión de la iglesia son sus múltiples tareas misioneras. Los sacerdotes deben servir sacrificialmente. Del mismo modo, los sacerdotes deben hablar. Hay heridas que vendar, bocas que alimentar, desnudos que necesitan vestidos y presos que necesitan ser visitados. Hay asimismo una palabra que se debe decir. Debemos ser siervos sacrificiales. Debemos ser también proclamadores alegres de la palabra que hemos oído. Como sacerdotes, Pedro dice: ... para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pe. 2:9).” - LA DOCTRINA DEL SACERDOCIO DE LOS CREYENTES POR WALTER B. SHURDEN
Esta semana piense y escribe las respuestas a las siguientes preguntas:
1. ¿Cuáles son mis excusas por las cuales no amo como Dios me manda a amar?
2. ¿A quienes ha puesto Dios alrededor de mi vida para mostrar SU amor? Recuerda lo que hemos aprendido sobre quién es el prójimo. Piensa en tu trabajo, tu domicilio, y aun aquí en la iglesia donde convivimos dos ubicaciones.
Pide a Dios que te guíe a tomar pasos intencionales para mostrar su amor a alguien específico. Pídele que de valor para hacerlo y para comunicar con tu vida y tu boca la esperanza que tenemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador. Ora conmigo la oración que nos enseño nuestro Señor Jesucristo, no solo para repetirla, sino pidiendo que sea una realidad en nuestras vidas.
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