“Bondad espontánea y actos sin sentido de belleza” (“random violence and senseless acts of cruelty”) fue un libro de una escritora que al ver la injusticia social, y la violencia de ese entonces, que se decían que eran actos “espontáneos de violencia y de crueldad sin sentido” decidió escribir un libro para promover lo opuesto. Eventualmente esto se redujo a la frase célebre que aun escuchamos hoy “Practique actos espontáneos de bondad.”
La idea es noble y no es mala en sí pero para el creyente amar al prójimo es más que esto. En respuesta a esto, hace varios años predique un sermón a los jóvenes titulado “Actos Meditados de Sacrificio, Misericordia, Compasión y Bondad” que hablan de como amar a nuestro prójimo.
La palabra vecino viene del latín "vicīnus" que proviene de "vicus" y significa 'barrio', 'aldea'. La idea es que el vecino es uno que vive en proximidad de otros, en un mismo barrio o aldea. Alguien que vive en la casa no es vecino. En el estudio de este tema miraremos que vecino envuelve proximidad, pero no está limitado a ella.
La palabra "prójimo" en Hebreo "rea" significa "asociarse" o alguien que "trata con otras personas". Es muy general y puede significar tanto vecino cerca, como amigo y aun "ser humano". En el Nuevo Testamento la palabra "prójimo" es muy similar a la del Antiguo Testamento, aunque también significa "estar cerca de alguien". Sin embargo, no se define geográficamente sino más basado en la necesidad la persona. Esto más que todo, lo vemos en la enseñanza de nuestro Señor en este pasaje. "Prójimo" como lo define nuestro Señor incluye también los enemigos. En las epístolas, "prójimo" incluye los hermanos en Cristo.
En esta serie queremos usar la palabra "prójimo" con este sentido general y no solo con la idea de un "vecino" cerca de nosotros. En otras palabras, no queremos excluir a nadie porque no queremos poner excusas para no hacer lo que Dios nos manda.
¿Porqué debemos ser un buen vecino? (amar la prójimo). Hay cuatro razones que queremos ver esta mañana. Aunque mucho de lo miraremos esta mañana son proposiciones bíblicas, tienen implicaciones muy prácticas para nuestras vidas.
1. Porque demuestra que amamos a Dios - Lucas 10:27-28
El contexto en el cual nuestro Señor comparte sobre amar al prójimo es muy importante ya que nos muestra la relación con el amor que debemos tener para con Dios. Este hombre era uno que se dedicaba a interpretar la Ley del Antiguo Testamento al contexto contemporáneo. Ellos eran los que eran los "profesionales" en esta área. La intención de este hombre era avergonzar (se levantó delante de todos) al Señor en su enseñanza.
Para un pastor o maestro no hay nada peor que el tipo de personas que no quieren aprender, que quieren demostrar su superioridad intelectual con preguntas tramposas.
Lo que me encanta de nuestro Señor es que nunca cae en la trampa y siempre lo trae a la vida persona de las personas. Y es así como lo sigue haciendo aun hoy. El mira nuestros corazones y nos enseña lo que necesitamos. El mira la intenciones de nuestros corazones ya que muchas veces no concuerdan con nuestras palabras.
Este interprete comienza con una pregunta teológica, quizás la más importante (quizás también la más importante para nuestros tiempos). El quiere saber del Señor (si el sabe) cómo heredar la vida eterna, como ser parte del reino eterno, como vivir para siempre con Dios. Pero el la hace no porque no sabe (aunque realmente no sabía) o porque le interesa. El desea escuchar que clase de respuesta daría nuestro Señor.
Piensa en lo que tu dirías a esta pregunta. Quizás dirías, "hay que ser una buena persona", "hay que ir a la iglesia", "hay portarse bien todo el tiempo en todo lugar", "hay que seguir los diez mandamientos". Pero ninguna de estas respuestas está correcta.
Me encanta como contesta El Señor. Contesta devolviéndole la pregunta a él. Me gusta hacer esto cuando enseño en las clases y algunas personas se sienten frustradas, pero creo que es la mejor manera de responder. Nos empuja a pensar en lo que verdaderamente creemos. El Señor se da cuenta de su trampa. Ahora este hombre va a mostrarle que él si sabe. Todo judío sabia estos dos mandamientos, pero en la práctica estaban perdidos.
A. No Podemos Amar a Dios sin Su Ayuda v. 27
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo."
La respuesta que este hombre dio es correcta. Para "heredar" la vida eterna hay que cumplir con los dos mandamientos que resumen La Ley. Hay que amar a Dios y amar al prójimo. Esto lo repitió san Pablo en Gálatas 5:14.
Sin embargo, es imposible amar a Dios de esta manera porque nuestro corazón no esta inclinado a amar a Dios. Nuestro corazón está inclinado a seguir nuestros deseos. Rom. 7:12 Y segundo, nuestro prójimo no es que nosotros queremos amar.
Para llegar a amar a Dios de esta manera necesitamos la ayuda de Él. Necesitamos tener la capacidad supernatural de amar. Pablo nos ayuda con esto en Gálatas 5:16. Debemos "andar en el Espíritu". ¿Cómo es esto?
Cuando creemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, Dios nos transforma y nos da su Espíritu. Su Espíritu nos da Su amor y la capacidad para amar (Rom. 5:5; 1 Juan 4:7-9). Solo el que conoce a Dios a través de Cristo puede amar a Dios y a otros. Y como creyentes, solo podemos amar a otros cuando vivimos obedeciendo a su Espíritu.
B. Cuando amamos a Dios, podemos amar a otros.
Cuando el amor de Dios está en nuestros corazones no solo podemos amarle a Él sino también a otros. Sin su amor no podemos amar (Gal. 5:16-17) porque nuestros malos deseos o nuestra carne nos dominará. No podremos amar a Dios y no amar a otros. Esto no es posible según la Biblia. Hay toda una carta que fue escrita para mostrarnos esta verdad.
1. No es posible amar a Dios y no amar a otros. 1 Juan 3:11-15
Este silogismo es bíblicamente correcto y solo funciona así. Lo opuesto es también imposible. No podemos amar a otros como Dios manda y no amar a Dios. Esto sería idolatría. Hay una unión inseparable entre el amor a Dios y el amor al prójimo. Poseer uno es poseer el otro.
2. No es posible amar a Dios sin demostración de su Amor de una manera tangible. 1 Juan 3:16-18; Juan 3:16; Rom. 5:8
El amor de Dios, no es algo conceptual, es algo práctico. Dios nos demostró este amor.
C. Amar a Dios y Amar a otros cuesta v. 28
"Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás."
Cristo no estaba afirmando que por obras uno puede salvarse. Como he mencionado antes, es imposible amar a Dios y amar al prójimo con nuestros esfuerzos. El mandato dado por el Señor es vigente para todos. Sin embargo, debe llevarnos a realizar que no podemos amar a Dios y al prójimo como el nos manda. Necesitamos su ayuda son solo al momento cuando creemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, pero para seguir viviendo la vida cristiana.
Esto no quiere decir que será fácil una vez conocemos a Cristo ya que debemos hacer morir nuestros deseos y someternos a la voluntad de Dios. Es aquí donde fallamos como creyentes habitualmente. Fallamos en amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, y con todas nuestras fuerzas, y con nuestra mente. Nos gana la debilidad humana. Nos gana la pereza espiritual. Es aquí donde nos cuesta amar a Dios y amar a otros. Debemos morir al yo antes de poder amar a Dios y a otros.
Si le fallamos a Dios, le fallaremos al prójimo.
Pensemos en nuestro amor a Dios diario. ¿Cómo has amado a Dios con TODO tu corazón, con TODA tu alma, con TODAS tus fuerzas y con TODA tu mente? Si lo has hecho ha sido fácil amar al prójimo. Si no lo haz hecho, ha sido difícil.
La idea es noble y no es mala en sí pero para el creyente amar al prójimo es más que esto. En respuesta a esto, hace varios años predique un sermón a los jóvenes titulado “Actos Meditados de Sacrificio, Misericordia, Compasión y Bondad” que hablan de como amar a nuestro prójimo.
La palabra vecino viene del latín "vicīnus" que proviene de "vicus" y significa 'barrio', 'aldea'. La idea es que el vecino es uno que vive en proximidad de otros, en un mismo barrio o aldea. Alguien que vive en la casa no es vecino. En el estudio de este tema miraremos que vecino envuelve proximidad, pero no está limitado a ella.
La palabra "prójimo" en Hebreo "rea" significa "asociarse" o alguien que "trata con otras personas". Es muy general y puede significar tanto vecino cerca, como amigo y aun "ser humano". En el Nuevo Testamento la palabra "prójimo" es muy similar a la del Antiguo Testamento, aunque también significa "estar cerca de alguien". Sin embargo, no se define geográficamente sino más basado en la necesidad la persona. Esto más que todo, lo vemos en la enseñanza de nuestro Señor en este pasaje. "Prójimo" como lo define nuestro Señor incluye también los enemigos. En las epístolas, "prójimo" incluye los hermanos en Cristo.
En esta serie queremos usar la palabra "prójimo" con este sentido general y no solo con la idea de un "vecino" cerca de nosotros. En otras palabras, no queremos excluir a nadie porque no queremos poner excusas para no hacer lo que Dios nos manda.
¿Porqué debemos ser un buen vecino? (amar la prójimo). Hay cuatro razones que queremos ver esta mañana. Aunque mucho de lo miraremos esta mañana son proposiciones bíblicas, tienen implicaciones muy prácticas para nuestras vidas.
1. Porque demuestra que amamos a Dios - Lucas 10:27-28
El contexto en el cual nuestro Señor comparte sobre amar al prójimo es muy importante ya que nos muestra la relación con el amor que debemos tener para con Dios. Este hombre era uno que se dedicaba a interpretar la Ley del Antiguo Testamento al contexto contemporáneo. Ellos eran los que eran los "profesionales" en esta área. La intención de este hombre era avergonzar (se levantó delante de todos) al Señor en su enseñanza.
Para un pastor o maestro no hay nada peor que el tipo de personas que no quieren aprender, que quieren demostrar su superioridad intelectual con preguntas tramposas.
Lo que me encanta de nuestro Señor es que nunca cae en la trampa y siempre lo trae a la vida persona de las personas. Y es así como lo sigue haciendo aun hoy. El mira nuestros corazones y nos enseña lo que necesitamos. El mira la intenciones de nuestros corazones ya que muchas veces no concuerdan con nuestras palabras.
Este interprete comienza con una pregunta teológica, quizás la más importante (quizás también la más importante para nuestros tiempos). El quiere saber del Señor (si el sabe) cómo heredar la vida eterna, como ser parte del reino eterno, como vivir para siempre con Dios. Pero el la hace no porque no sabe (aunque realmente no sabía) o porque le interesa. El desea escuchar que clase de respuesta daría nuestro Señor.
Piensa en lo que tu dirías a esta pregunta. Quizás dirías, "hay que ser una buena persona", "hay que ir a la iglesia", "hay portarse bien todo el tiempo en todo lugar", "hay que seguir los diez mandamientos". Pero ninguna de estas respuestas está correcta.
Me encanta como contesta El Señor. Contesta devolviéndole la pregunta a él. Me gusta hacer esto cuando enseño en las clases y algunas personas se sienten frustradas, pero creo que es la mejor manera de responder. Nos empuja a pensar en lo que verdaderamente creemos. El Señor se da cuenta de su trampa. Ahora este hombre va a mostrarle que él si sabe. Todo judío sabia estos dos mandamientos, pero en la práctica estaban perdidos.
A. No Podemos Amar a Dios sin Su Ayuda v. 27
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo."
La respuesta que este hombre dio es correcta. Para "heredar" la vida eterna hay que cumplir con los dos mandamientos que resumen La Ley. Hay que amar a Dios y amar al prójimo. Esto lo repitió san Pablo en Gálatas 5:14.
Sin embargo, es imposible amar a Dios de esta manera porque nuestro corazón no esta inclinado a amar a Dios. Nuestro corazón está inclinado a seguir nuestros deseos. Rom. 7:12 Y segundo, nuestro prójimo no es que nosotros queremos amar.
Para llegar a amar a Dios de esta manera necesitamos la ayuda de Él. Necesitamos tener la capacidad supernatural de amar. Pablo nos ayuda con esto en Gálatas 5:16. Debemos "andar en el Espíritu". ¿Cómo es esto?
Cuando creemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, Dios nos transforma y nos da su Espíritu. Su Espíritu nos da Su amor y la capacidad para amar (Rom. 5:5; 1 Juan 4:7-9). Solo el que conoce a Dios a través de Cristo puede amar a Dios y a otros. Y como creyentes, solo podemos amar a otros cuando vivimos obedeciendo a su Espíritu.
B. Cuando amamos a Dios, podemos amar a otros.
Cuando el amor de Dios está en nuestros corazones no solo podemos amarle a Él sino también a otros. Sin su amor no podemos amar (Gal. 5:16-17) porque nuestros malos deseos o nuestra carne nos dominará. No podremos amar a Dios y no amar a otros. Esto no es posible según la Biblia. Hay toda una carta que fue escrita para mostrarnos esta verdad.
1. No es posible amar a Dios y no amar a otros. 1 Juan 3:11-15
Este silogismo es bíblicamente correcto y solo funciona así. Lo opuesto es también imposible. No podemos amar a otros como Dios manda y no amar a Dios. Esto sería idolatría. Hay una unión inseparable entre el amor a Dios y el amor al prójimo. Poseer uno es poseer el otro.
2. No es posible amar a Dios sin demostración de su Amor de una manera tangible. 1 Juan 3:16-18; Juan 3:16; Rom. 5:8
El amor de Dios, no es algo conceptual, es algo práctico. Dios nos demostró este amor.
C. Amar a Dios y Amar a otros cuesta v. 28
"Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás."
Cristo no estaba afirmando que por obras uno puede salvarse. Como he mencionado antes, es imposible amar a Dios y amar al prójimo con nuestros esfuerzos. El mandato dado por el Señor es vigente para todos. Sin embargo, debe llevarnos a realizar que no podemos amar a Dios y al prójimo como el nos manda. Necesitamos su ayuda son solo al momento cuando creemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, pero para seguir viviendo la vida cristiana.
Esto no quiere decir que será fácil una vez conocemos a Cristo ya que debemos hacer morir nuestros deseos y someternos a la voluntad de Dios. Es aquí donde fallamos como creyentes habitualmente. Fallamos en amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, y con todas nuestras fuerzas, y con nuestra mente. Nos gana la debilidad humana. Nos gana la pereza espiritual. Es aquí donde nos cuesta amar a Dios y amar a otros. Debemos morir al yo antes de poder amar a Dios y a otros.
Si le fallamos a Dios, le fallaremos al prójimo.
Pensemos en nuestro amor a Dios diario. ¿Cómo has amado a Dios con TODO tu corazón, con TODA tu alma, con TODAS tus fuerzas y con TODA tu mente? Si lo has hecho ha sido fácil amar al prójimo. Si no lo haz hecho, ha sido difícil.
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