Esta entrada termina el capítulo 3 de Filipenses. La primera parte se puede encontrar aquí.
Tres maneras más que Pablo nos da para perseverar en nuestro vivir en Cristo.
V. Enfocándonos en nuestra perfección (santificación) en Cristo vv. 12-16
¿Qué quieres? ¿Qué quieres ser? ¿Cuál es tu meta en tu vida?
Quizás sea:
- Tu felicidad: quieres que todo te agrade. Quieres que no haya expectativas, solo a de ser feliz.
- Tu auto-realización: quieres llegar al punto que lo que tu piensas que es exitoso, lo que te hace completo. Ser una persona buena.
- La justicia: quieres que hayas justicia en este mundo, que todos seamos iguales. Estas envuelto en las causas sociales porque quieres ayudar a que el mundo sea justo.
- Ser un buen cristiano. Defines un buen cristiano como alguien que trata de vivir la vida cristiano siguiendo lo que Dios manda. Exactamente no sabes que es todo lo que Dios manda pero ese es tu deseo. A veces te ves mejor que otras veces.
¿Qué quería Pablo? ¿Qué era su deseo como seguidor de Cristo? (El nunca dijo “ser cristiano”)
Resumiendo lo que el ya ha dicho en este pasaje anteriormente:
- El había logrado todo lo que humanamente podía lograr antes de conocer a Cristo y llegó a ser el mejor religioso. Cuando conoció a Cristo se dio cuenta que todo eso era una pérdida.
- Al conocer a Cristo como su Señor y Salvador, su vida con todos sus valores fue totalmente alterada.
A. Debemos realizar que nuestro llamado a Cristo tiene un propósito v. 12
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.”
Nuestro llamado es:
1. Él conocer a Jesús completamente.
“No que...alcanzado ya” (literalmente, ya que en el Griego no hay objeto “lo haya”) en el contexto se refiere al conocimiento completo de Cristo. (Mirar 1 Cor. 13:10) Nuestro llamado es conocer a Cristo completamente y es de toda la vida. En su venida, seremos plenamente como Él (1 Juan 3:2) porque le miraremos cara a cara.
2. La perfección en Cristo “ni que ya sea perfecto”
La razón por la cual Cristo lo llamó es ser como Él y esto es ser perfecto. Pablo admite que no lo ha logrado todavía (al final de su vida admite que ha peleado la buena batalla y le espera la corona de la justicia. 2 Tim. 4:7-8) Esto es un proceso de toda la vida que debe ir avanzando, y Pablo lo hacía.
Nuestro llamado es conocer a Jesús íntimamente y profundamente, llegando a ser como Él, perfectos completamente es nuestro llamado igualmente. Efesios 4:13 La perfección en Cristo (de la santificación a la glorificación) no es ideal imaginario ni fantástico, es lo que la Escritura nos enseña. Requiere que obremos en nuestra salvación con diligencia como nos dice Pablo en los siguientes dos versículos.
Quedarnos parados pensando que ya hemos logrado lo suficiente y no necesitamos hacer más no es lo que enseña la Escritura aquí. Estar satisfechos en nuestro crecimiento espiritual, en cualquier nivel que pensamos que estamos es contrario a lo que enseña la Palabra de Dios en este texto.
Quedarnos parados o estancados o darnos por vencido no es una opción. Esta es una mentira que Satanás nos mete en la mente usando excusas.
Llevo 35 años en Cristo y no he llegado tampoco. A veces me siento que no avanzo suficiente. Pero mi oración a Él es que quiero a Cristo, solo a Él. No deseo nada más.
Pablo no decía, “Estoy en la cárcel sufriendo, no hay nada que pueda hacer en esta situación...” Tampoco decía, “¡Qué injusto es Dios! Yo le he servido por más de 20 años y a dónde me tiene, metido en esta cárcel asquerosa atado a estos paganos soldados romanos.”
No decía llorando, “Señor, no quiero vivir más así, mejor llévame contigo”. O “Señor, mira a fulano y zutano, ¿porqué no los haces tú sufrir a ellos que no hacen nada por ti?”
Pablo no dice nada de esto. Al contrario dice que no ha alcanzado el conocer a Cristo plenamente y que
3. Debemos “perseguirlo” con intención y determinación: “sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” v. 12
La palabra “prosigo” es la misma que se usa cuando Pablo “perseguía” a los cristianos en Hechos 3:6. Pablo fue “asido”, tomado por Cristo para seguirle. Ahora Pablo corre con intención, determinación, urgencia y perseverancia hacia Cristo. Cristo es su vida, su destino y vive para Él. Esta vida es una que persigue a Cristo más y más hasta ser como Él. No hay excusa.
Hoy día el cristiano padece de la “inmobilitis” espiritual. No hay prisa en seguir a Cristo. Tenemos tiempo para todo menos para seguirle a Él. Pablo seguía la enseñanza de Cristo de las diez vírgenes que velaban por el novio en Mateo 25. La venida del esposo les motivaba a estar listas. Pero las imprudentes se durmieron y no prepararon sus lámparas. Cuando vino el novio se quedaron fuera de la boda. Hoy día hay cristianos así, no persiguen a Cristo, no se preparan para su venida. Pablo no era así.
¿Tienes este deseo intenso, urgente, determinado y perseverante para conocer a nuestro Señor? ¿Qué excusas inexcusables tienes?
B. Debemos dejar el pasado y enfocarnos en nuestro futuro en Cristo (nuestra perfección, santificación) vv. 13-14
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Una vez más Pablo afirma que no ha alcanzado la perfección en Cristo. En manera personal, no como alguien con autoridad sobre ellos, Pablo les dice “hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado ya”. “Pretendo” quiere decir que ha razonado y concluido. Es la segunda vez afirmando que no a alcanzado la perfección.
Pablo afirma que hace UNA cosa, tiene una meta, tiene un enfoque singular. Pablo nos dice que hace una cosa que tiene dos componentes pero tiene una sola meta:
1. Olvida el pasado: “olvidando ciertamente lo que queda atrás...”
Pablo deja lo que está atrás. La imagen es de un corredor que no está preocupado por lo que dejó atrás bueno o malo. Pablo logró mucho en su pasado y en Cristo también pero esto no era su enfoque. No vivía preguntándose, “si hubiera hecho...no hubiera...” o pensando y pensando en sus logros.
¡No vivía en el pasado! Pablo no era consejero pero tiene uno de los mejores consejos para nosotros:
¡Deja el pasado atrás! Bueno o malo.
No vale la pena vivir pensando en los logros o los fracasos. Eso nos detiene. Algunos somos más propensos que otros pero todos somos llamados a dejar todo atrás. ¿Cuántos de nosotros vivimos atados al pasado tanto que no nos permite avanzar en Cristo? ¡Deja el pasado atrás!
2. Avanza hacia la meta
“y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
La idea de este pasaje es de un corredor que se extiende “a lo que está delante” y su mirada esta en la meta, el premio que le espera.
Me hace recordar los maratones que he corrido. Mantengo paso lento, me concentro en mi correr no en otros que corren más rápido que yo. No dejo que me hagan correr más lento o más despacio. Mantengo mi paso aun cuando cambia el terreno que corro. No me gusta ver el rótulo de las millas porque me hacen pensar mucho en cuanto me falta. Al llegar a la milla 25 puedo ver la meta pero no me emociono mucho ni corro más rápido. Cuando llego a la milla 26 le doy todo, me extiendo hacia delante hasta cruzar la meta. ¡Qué emoción! Mi primera vez tuve lagrimas en mis ojos al cruzar la meta. He terminado todos los maratones que he corrido aunque en el último que corrí dudé mucho que terminaría. Fue muy difícil.
Verdaderamente un maratón no es tan difícil como el maratón espiritual que corremos en Cristo.
Esto es lo que hace Pablo en su vida espiritual. Corre con enfoque, con perseverancia, con concentración hacia la meta. Nada lo desvía, ni la persecución, ni el sufrimiento, ni las críticas y ataques de otros, ni el reconocimiento y elogios, ni sus logros, ni su propia debilidad humana. Pablo sigue avanzando “al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Nuestro llamado es supremo, es el llamado de seguir a Cristo. Este llamado viene de Dios y sucede cuando creemos en Cristo como nuestro Salvador y Señor.
En el tiempo de Pablo a los ganadores de los juegos olímpicos les daban una corona o guirnalda de hojas de olivo. En nuestro tiempo dan una medalla.
El premio del creyente según Pablo en este pasaje es “el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” El premio es la perfección que vendrá de conocer a Cristo perfectamente. Ese es el premio. ¡Qué mejor premio que este!
- ¿Cómo estás corriendo tú el camino de la fe?
- ¿Estás avanzando, o te haz quedado atrás distraído o atrapado en tu pasado?
- ¿Tienes este enfoque singular o tienes muchas distracciones?
- ¿Estás corriendo con perseverancia o estás parado o corriendo con mucha pereza espiritual?
C. Debemos estar unidos (en la meta) con los que son maduros en Cristo vv. 15-16
1. Unidos en una misma meta requiere madurez v. 15
“Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.”
Habiendo presentado su ejemplo como uno que persevera en su vivir en Cristo, conociéndole, sirviéndole y prosiguiendo a la meta con enfoque hasta que llegue el día en que será como Cristo, Pablo hace la aplicación a los Filipenses. Ahora ellos deben como creyentes maduros unirse a él (usa el pronombre personal incluyéndose) y tener ese mismo sentir.
En nuestro correr cristiano no hay competencia sino unidad. Juntos corremos hasta la meta de ser como Cristo. En Filipos algunos tenían algunas diferencias especialmente en actitudes prácticas y Pablo pide que Dios les muestre o revele lo que les hace falta.
Quizás tu estás corriendo tu propia carrera pensando que eso es lo que debes de hacer. Piensas que es algo individual pero esto no es lo que Pablo enseña.
Quizás piensas diferente y actúas en contra del sentir que tenemos como iglesia en mantener la unidad y la armonía. Es importante que dejes que el Señor te revele lo que debes hacer. Esto era lo que Pablo pedía de los Filipenses y lo que Dios pide de nosotros como iglesia.
Debemos también estar:
2. Unidos progresando en nuestro camino en Cristo v. 16
“Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.” cf. Gál. 6:16.
Los Filipenses han estado avanzando (ellos están compartiendo con otros el evangelio, están sufriendo por su fe y son colaboradores con Pablo) llegando a un buen punto de crecimiento, persistencia y madurez en su caminar con Cristo que puede empujarles aun más en vida espiritual. Pablo reconoce esto y les anima a seguir en esa misma norma (“regla”) “sintiendo una misma cosa”. Como hemos aprendido en los capítulos anteriores hay murmuraciones y contiendas y la unidad de la iglesia está en peligro. Pablo les anima seguir en lo que les aprovecha en su meta de vivir en Cristo.
El perseverar en nuestro caminar con Cristo envuelve unidad como iglesia marchando y teniendo el mismo sentir y espíritu en nuestra meta de ser como Cristo. Esto requiere que no busquemos lo personal, lo nuestro sino que busquemos lo que es bueno para todos y nos ayuda a seguir juntos en nuestra obediencia larga en la misma dirección. El que sigue su propio camino termina perdido.
Recuerdo cuando era niño, de unos 7-8 años, no estoy seguro. Fuimos al rio a bañarnos con unos amigos. De regreso a casa yo led dije a mis amigos que nos fuéramos por otro camino. Ellos me dijeron que no. Yo no les hice caso y me fui por mi camino y terminé perdido. Una señora me vio perdido y me tuvo con ella hasta que llegó mi mamá a buscarme. Esto sucede en la vida espiritual sino caminamos juntos como iglesia.
VI. Imitando a los que siguen fielmente a Cristo vv. 17-19
A. Debemos imitar a Pablo y a creyentes como él que son fieles seguidores de Cristo v. 17
“Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.”
Pablo les dice que deben ser "co-imitadores" de él en su vivir como creyentes. Pablo imitaba a Cristo y por esto podía decirles a ellos que le imitaran. 1 Cor. 11:1 No solo deben imitarle a él sino también deben poner atención ("skopó" significa considerar, observar, mirar) en otros que también "caminan" o "viven" ("conducen") dando ejemplo en su vida de cómo seguir a Cristo fielmente. Estos incluían a Timoteo y a Epafrodito pero tenemos una lista de estos en Hebreos 11.
Hoy día también aplica a nosotros como iglesia. En Grace tenemos ejemplos para imitar. Vale la pena conocerles e imitarles. Tenemos también ejemplos en la historia. Vale la pena leer sus biografías para aprender de ellos a cómo seguir fielmente a Cristo.
B. Debemos evitar imitar a los que son enemigos de Cristo vv. 18-19
"Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;
19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.”
Así como los Filipos deben imitar a Pablo y otros como él en su caminar con Cristo, deben evitar imitar a aquellos que son "enemigos de la cruz de Cristo". Pablo habla fuerte en contra de los que siguen la vida de la cruz. Los que viven para sí mismos.
Es muy posible que Pablo se está refiriendo a los mismos del versículo dos, los judaizantes. A estos que Pablo llama "perros", "malos obreros" y "mutiladores" NO deben imitar ya que son enemigos de la cruz de Cristo. Pablo lo dice no con enojo sino que llorando ya que es muy posible que esto habían profesado la fe en Cristo.
Estos hombres que tenían sus deseos físicos y/o sexuales (su vientre), como su dios (Rom. 16:18). Estos piensan que esto es algo bueno y se jactan cuando en realidad es una vergüenza. Lo que ellos piensan no es lo que Pablo ha enseñado en cuanto a tener la mente de Cristo y vivir para el reino eterno de Cristo sino que "sólo piensan en lo terrenal." Como resultado recibirían la condenación eterna.
Hoy día no es difícil ver estos dos tipos de ejemplos. Sin embargo, si queremos perseverar fieles en nuestro caminar en Cristo debemos seguir el ejemplo de los que lo imitan y evitar a aquellos que siguen sus propios deseos.
Finalmente, Pablo les dice a los Filipenses que para que puedan perseverar fielmente en el camino de Cristo debemos estar:
VII. Viviendo como ciudadanos del cielo vv. 20-21
A. Nuestras vidas debe enfocarse en prepararnos para nuestra ciudadanía celestial v. 20a
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos”
En contraste a los que "solo piensan en lo terrenal" (lo de esta tierra con sus valores y deseos), los Filipenses al igual que nosotros debemos enfocarnos en vivir como ciudadanos del reino.
Si tu meta, tu deseo, lo que anhelas es vivir en los Estados Unidos, ser ciudadano y dedicar todos tus esfuerzos serás desilusionado al final. Es triste ver las imágenes esta semana de todas las personas ciudadanas de nuestros países en Latinoamérica que están huyendo porque la situación es muy difícil. ¡La desilusión de sus países ha llegado a su limite!
Algunos que vienen al igual que algunos que están aquí quieren ser ciudadanos de este país aunque no pueden. Hay otros no quieren ser ciudadanos pero quieren disfrutar de los beneficios de ser ciudadanos. Por el contrario les gusta mostrar el patriotismo de su país en los Estados Unidos. ¡Es ilógico!
¡Es igual si eres cristiano y no vives (ni quieres vivir) como ciudadano del cielo! ¡Es ilógico! No puedes amar a dos señores.
Los Filipenses estaban orgullosos de ser ciudadanos de una ciudad tan especial como Filipos. Era una ciudad reconocida como la "mini Roma" de ese entonces. Ser de la colonia de Filipos era muy especial. Pero Pablo les dice que la ciudadania de ellos estaba en los cielos.
Les decía, "¡No se ilusionen con Filipos, y pongan sus mirada en ella, ustedes son ciudadanos del cielo!
Se entiende que cuando las personas se hacen ciudadanas de un país aceptan los valores, ideales, su idioma y el gobierno de él. También asumen responsabilidades como votar. Esto es lo que hicimos muchos de nosotros al llegar a este país. Pero entendamos que no todo lo es es parte de los Estados Unidos se alinea con la Palabra de Dios. Hay muchas cosas contrarias. Personalmente, me gustan mucho de los ideales pero no me gusta mucho la realidad. Es triste para mí ver cómo la base piadosa de este país (he estudiado el tema a fondo) se ha erosionado.
Nuestro Señor dijo en Juan 15:19 y 17:16 que no somos de este mundo. Pedro dice en 1 Pedro 2:11-12 que somos peregrinos y extranjeros en este mundo. Como tales, debemos vivir como ciudadanos del cielo bajo el mando de nuestro Señor Jesucristo.
Esto quiere decir que nuestra manera de vivir será diferente a la de los Estados Unidos o cualquier otro país con su cultura e inmoralidad. ¡No pongas tu esperanza en los Estados Unidos ni en ningún otra país!
No puedes ser ciudadano del cielo y vivir como quieres. Tampoco puedes vivir como ciudadano del cielo sin ser ciudadano. Debes creer en Jesucristo como tu Señor y Salvador. ¡Ese es el requisito para la ciudadanía! ¡No hay cien preguntas para contestar! Pero debe haber un corazón listo para creer en Él.
Cuando conocemos a Cristo nuestra manera de vivir debe ajustarse a las normas, ideales, valores, el hablar y el gobierno de nuestro país de ciudadania, el cielo. Somos los verdaderos extra terrestres, la "colonia" celestial, porque no somos de la tierra somos del cielo por virtud de nuestro Señor Jesucristo que nos ha hechos hijos de Dios.
¿Ya eres ciudadano del cielo a través de Jesucristo nuestro Salvador y Señor? ¿Te ha salvado de tus pecados? ¿Le has confesado como tu Señor?
¿Cómo vas en tu vida como ciudadano del cielo? ¿Vives como tal, y pueden otros que te conocen mirar la diferencia? ¿Reflejan tus valores, tus prioridades, y tu conducta que eres ciudadano del cielo?
No solo debemos enfocarnos en ser ciudadanos del cielo sino que
B. Nuestras vidas deben enfocarse en la venida de nuestro Señor por nosotros v. 20b-21
"de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
En Roma se consideraba al emperador como el salvador y señor. Él les había rescatado o salvado del dominio de otros. Trajo la paz romana. Ellos debían adorarle como señor, como a una deidad. Así que los ciudadanos de Filipos debían hacer esa confesión a él.
Pero no así para aquellos que han sido redimidos por Cristo. Nosotros tenemos UN salvador y un Señor, Jesucristo EL CUAL VIENE DEL CIELO, ese maravilloso país el cual fue a preparar para nosotros. Él viene pronto para transformar nuestros cuerpo, reinar sobre su pueblo y establecer su reino.
A Él le debemos TODA nuestra lealtad, TODA nuestra adoración y TODA nuestra obediencia y a nadie más.
La Biblia nos manda a darle el lugar que Dios les ha otorgado a nuestros gobernantes. Nos manda a obedecer y someternos a las leyes siempre y cuando no nos manden a desobedecer a Cristo y no nos pidan rendirles obediencia o adoración que solo nuestro Señor Jesucristo merece.
¿Qué sucederá cuando él venga?
1. Transformará nuestros cuerpos v. 21a
"el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya"
Él transformará nuestros cuerpos de "la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya". Nuestro cuerpo es de "la humillación" porque está susceptible al pecado y a la corrupción moral y física. Es un cuerpo que es débil cada vez más a medida que pasa el tiempo.
Eventualmente, este cuerpo dejará de funcionar y se separará de nuestro espíritu. El cuerpo se quedará en la tierra y se desintegrará y nosotros, el espíritu nuestro ira al cielo para estar con el Señor (Fil. 1:23). Pero si nuestro Señor viene antes de nuestra muerte, este cuerpo nuestro será transformado. (Rom. 8:11-23; 1 Cor. 15:35-58) y será semejante "al cuerpo de la gloria suya".
Esto debe animarnos a perseverar en nuestro caminar con Cristo. Debemos esperar ansiosamente la venida de nuestro Señor el cual nos transformará para ser como Él.
2. Tendrá completo control de todo v. 21b
"por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Nuestro Señor tendrá control de todo y toda persona. Él recibirá toda la gloria y la honra y la adoración. Cuando esto sucede alcanzaremos aquello por lo cual fuimos alcanzados. Por ahora sigamos perseverando en nuestro vivir en Cristo.
Quizás tienes temor de darle ru vida a Cristo porque no crees que puedes perseverar en él. Pero si él puede sujetar todas las cosas, puede sujetar tu vida.
Quizás hay luchas y pruebas que no sientes que puedes vencer pero Él puede sujetar tu vida y ayudarte a perseverar. Nuestro Señor todopoderoso lo puede hacer. Pero debemos seguir adelante en nuestro vivir con Cristo fielmente.
Oremos para que Dios nos ayude a perseverar en nuestro vivir en Cristo y esperemos con devoción la venida del cielo de nuestro Señor. ¡Vivamos listos!
Tres maneras más que Pablo nos da para perseverar en nuestro vivir en Cristo.
V. Enfocándonos en nuestra perfección (santificación) en Cristo vv. 12-16
¿Qué quieres? ¿Qué quieres ser? ¿Cuál es tu meta en tu vida?
Quizás sea:
- Tu felicidad: quieres que todo te agrade. Quieres que no haya expectativas, solo a de ser feliz.
- Tu auto-realización: quieres llegar al punto que lo que tu piensas que es exitoso, lo que te hace completo. Ser una persona buena.
- La justicia: quieres que hayas justicia en este mundo, que todos seamos iguales. Estas envuelto en las causas sociales porque quieres ayudar a que el mundo sea justo.
- Ser un buen cristiano. Defines un buen cristiano como alguien que trata de vivir la vida cristiano siguiendo lo que Dios manda. Exactamente no sabes que es todo lo que Dios manda pero ese es tu deseo. A veces te ves mejor que otras veces.
¿Qué quería Pablo? ¿Qué era su deseo como seguidor de Cristo? (El nunca dijo “ser cristiano”)
Resumiendo lo que el ya ha dicho en este pasaje anteriormente:
- El había logrado todo lo que humanamente podía lograr antes de conocer a Cristo y llegó a ser el mejor religioso. Cuando conoció a Cristo se dio cuenta que todo eso era una pérdida.
- Al conocer a Cristo como su Señor y Salvador, su vida con todos sus valores fue totalmente alterada.
A. Debemos realizar que nuestro llamado a Cristo tiene un propósito v. 12
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.”
Nuestro llamado es:
1. Él conocer a Jesús completamente.
“No que...alcanzado ya” (literalmente, ya que en el Griego no hay objeto “lo haya”) en el contexto se refiere al conocimiento completo de Cristo. (Mirar 1 Cor. 13:10) Nuestro llamado es conocer a Cristo completamente y es de toda la vida. En su venida, seremos plenamente como Él (1 Juan 3:2) porque le miraremos cara a cara.
2. La perfección en Cristo “ni que ya sea perfecto”
La razón por la cual Cristo lo llamó es ser como Él y esto es ser perfecto. Pablo admite que no lo ha logrado todavía (al final de su vida admite que ha peleado la buena batalla y le espera la corona de la justicia. 2 Tim. 4:7-8) Esto es un proceso de toda la vida que debe ir avanzando, y Pablo lo hacía.
Nuestro llamado es conocer a Jesús íntimamente y profundamente, llegando a ser como Él, perfectos completamente es nuestro llamado igualmente. Efesios 4:13 La perfección en Cristo (de la santificación a la glorificación) no es ideal imaginario ni fantástico, es lo que la Escritura nos enseña. Requiere que obremos en nuestra salvación con diligencia como nos dice Pablo en los siguientes dos versículos.
Quedarnos parados pensando que ya hemos logrado lo suficiente y no necesitamos hacer más no es lo que enseña la Escritura aquí. Estar satisfechos en nuestro crecimiento espiritual, en cualquier nivel que pensamos que estamos es contrario a lo que enseña la Palabra de Dios en este texto.
Quedarnos parados o estancados o darnos por vencido no es una opción. Esta es una mentira que Satanás nos mete en la mente usando excusas.
Llevo 35 años en Cristo y no he llegado tampoco. A veces me siento que no avanzo suficiente. Pero mi oración a Él es que quiero a Cristo, solo a Él. No deseo nada más.
Pablo no decía, “Estoy en la cárcel sufriendo, no hay nada que pueda hacer en esta situación...” Tampoco decía, “¡Qué injusto es Dios! Yo le he servido por más de 20 años y a dónde me tiene, metido en esta cárcel asquerosa atado a estos paganos soldados romanos.”
No decía llorando, “Señor, no quiero vivir más así, mejor llévame contigo”. O “Señor, mira a fulano y zutano, ¿porqué no los haces tú sufrir a ellos que no hacen nada por ti?”
Pablo no dice nada de esto. Al contrario dice que no ha alcanzado el conocer a Cristo plenamente y que
3. Debemos “perseguirlo” con intención y determinación: “sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” v. 12
La palabra “prosigo” es la misma que se usa cuando Pablo “perseguía” a los cristianos en Hechos 3:6. Pablo fue “asido”, tomado por Cristo para seguirle. Ahora Pablo corre con intención, determinación, urgencia y perseverancia hacia Cristo. Cristo es su vida, su destino y vive para Él. Esta vida es una que persigue a Cristo más y más hasta ser como Él. No hay excusa.
Hoy día el cristiano padece de la “inmobilitis” espiritual. No hay prisa en seguir a Cristo. Tenemos tiempo para todo menos para seguirle a Él. Pablo seguía la enseñanza de Cristo de las diez vírgenes que velaban por el novio en Mateo 25. La venida del esposo les motivaba a estar listas. Pero las imprudentes se durmieron y no prepararon sus lámparas. Cuando vino el novio se quedaron fuera de la boda. Hoy día hay cristianos así, no persiguen a Cristo, no se preparan para su venida. Pablo no era así.
¿Tienes este deseo intenso, urgente, determinado y perseverante para conocer a nuestro Señor? ¿Qué excusas inexcusables tienes?
B. Debemos dejar el pasado y enfocarnos en nuestro futuro en Cristo (nuestra perfección, santificación) vv. 13-14
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Una vez más Pablo afirma que no ha alcanzado la perfección en Cristo. En manera personal, no como alguien con autoridad sobre ellos, Pablo les dice “hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado ya”. “Pretendo” quiere decir que ha razonado y concluido. Es la segunda vez afirmando que no a alcanzado la perfección.
Pablo afirma que hace UNA cosa, tiene una meta, tiene un enfoque singular. Pablo nos dice que hace una cosa que tiene dos componentes pero tiene una sola meta:
1. Olvida el pasado: “olvidando ciertamente lo que queda atrás...”
Pablo deja lo que está atrás. La imagen es de un corredor que no está preocupado por lo que dejó atrás bueno o malo. Pablo logró mucho en su pasado y en Cristo también pero esto no era su enfoque. No vivía preguntándose, “si hubiera hecho...no hubiera...” o pensando y pensando en sus logros.
¡No vivía en el pasado! Pablo no era consejero pero tiene uno de los mejores consejos para nosotros:
¡Deja el pasado atrás! Bueno o malo.
No vale la pena vivir pensando en los logros o los fracasos. Eso nos detiene. Algunos somos más propensos que otros pero todos somos llamados a dejar todo atrás. ¿Cuántos de nosotros vivimos atados al pasado tanto que no nos permite avanzar en Cristo? ¡Deja el pasado atrás!
2. Avanza hacia la meta
“y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
La idea de este pasaje es de un corredor que se extiende “a lo que está delante” y su mirada esta en la meta, el premio que le espera.
Me hace recordar los maratones que he corrido. Mantengo paso lento, me concentro en mi correr no en otros que corren más rápido que yo. No dejo que me hagan correr más lento o más despacio. Mantengo mi paso aun cuando cambia el terreno que corro. No me gusta ver el rótulo de las millas porque me hacen pensar mucho en cuanto me falta. Al llegar a la milla 25 puedo ver la meta pero no me emociono mucho ni corro más rápido. Cuando llego a la milla 26 le doy todo, me extiendo hacia delante hasta cruzar la meta. ¡Qué emoción! Mi primera vez tuve lagrimas en mis ojos al cruzar la meta. He terminado todos los maratones que he corrido aunque en el último que corrí dudé mucho que terminaría. Fue muy difícil.
Verdaderamente un maratón no es tan difícil como el maratón espiritual que corremos en Cristo.
Esto es lo que hace Pablo en su vida espiritual. Corre con enfoque, con perseverancia, con concentración hacia la meta. Nada lo desvía, ni la persecución, ni el sufrimiento, ni las críticas y ataques de otros, ni el reconocimiento y elogios, ni sus logros, ni su propia debilidad humana. Pablo sigue avanzando “al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Nuestro llamado es supremo, es el llamado de seguir a Cristo. Este llamado viene de Dios y sucede cuando creemos en Cristo como nuestro Salvador y Señor.
En el tiempo de Pablo a los ganadores de los juegos olímpicos les daban una corona o guirnalda de hojas de olivo. En nuestro tiempo dan una medalla.
El premio del creyente según Pablo en este pasaje es “el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” El premio es la perfección que vendrá de conocer a Cristo perfectamente. Ese es el premio. ¡Qué mejor premio que este!
- ¿Cómo estás corriendo tú el camino de la fe?
- ¿Estás avanzando, o te haz quedado atrás distraído o atrapado en tu pasado?
- ¿Tienes este enfoque singular o tienes muchas distracciones?
- ¿Estás corriendo con perseverancia o estás parado o corriendo con mucha pereza espiritual?
C. Debemos estar unidos (en la meta) con los que son maduros en Cristo vv. 15-16
1. Unidos en una misma meta requiere madurez v. 15
“Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.”
Habiendo presentado su ejemplo como uno que persevera en su vivir en Cristo, conociéndole, sirviéndole y prosiguiendo a la meta con enfoque hasta que llegue el día en que será como Cristo, Pablo hace la aplicación a los Filipenses. Ahora ellos deben como creyentes maduros unirse a él (usa el pronombre personal incluyéndose) y tener ese mismo sentir.
En nuestro correr cristiano no hay competencia sino unidad. Juntos corremos hasta la meta de ser como Cristo. En Filipos algunos tenían algunas diferencias especialmente en actitudes prácticas y Pablo pide que Dios les muestre o revele lo que les hace falta.
Quizás tu estás corriendo tu propia carrera pensando que eso es lo que debes de hacer. Piensas que es algo individual pero esto no es lo que Pablo enseña.
Quizás piensas diferente y actúas en contra del sentir que tenemos como iglesia en mantener la unidad y la armonía. Es importante que dejes que el Señor te revele lo que debes hacer. Esto era lo que Pablo pedía de los Filipenses y lo que Dios pide de nosotros como iglesia.
Debemos también estar:
2. Unidos progresando en nuestro camino en Cristo v. 16
“Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.” cf. Gál. 6:16.
Los Filipenses han estado avanzando (ellos están compartiendo con otros el evangelio, están sufriendo por su fe y son colaboradores con Pablo) llegando a un buen punto de crecimiento, persistencia y madurez en su caminar con Cristo que puede empujarles aun más en vida espiritual. Pablo reconoce esto y les anima a seguir en esa misma norma (“regla”) “sintiendo una misma cosa”. Como hemos aprendido en los capítulos anteriores hay murmuraciones y contiendas y la unidad de la iglesia está en peligro. Pablo les anima seguir en lo que les aprovecha en su meta de vivir en Cristo.
El perseverar en nuestro caminar con Cristo envuelve unidad como iglesia marchando y teniendo el mismo sentir y espíritu en nuestra meta de ser como Cristo. Esto requiere que no busquemos lo personal, lo nuestro sino que busquemos lo que es bueno para todos y nos ayuda a seguir juntos en nuestra obediencia larga en la misma dirección. El que sigue su propio camino termina perdido.
Recuerdo cuando era niño, de unos 7-8 años, no estoy seguro. Fuimos al rio a bañarnos con unos amigos. De regreso a casa yo led dije a mis amigos que nos fuéramos por otro camino. Ellos me dijeron que no. Yo no les hice caso y me fui por mi camino y terminé perdido. Una señora me vio perdido y me tuvo con ella hasta que llegó mi mamá a buscarme. Esto sucede en la vida espiritual sino caminamos juntos como iglesia.
VI. Imitando a los que siguen fielmente a Cristo vv. 17-19
A. Debemos imitar a Pablo y a creyentes como él que son fieles seguidores de Cristo v. 17
“Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.”
Pablo les dice que deben ser "co-imitadores" de él en su vivir como creyentes. Pablo imitaba a Cristo y por esto podía decirles a ellos que le imitaran. 1 Cor. 11:1 No solo deben imitarle a él sino también deben poner atención ("skopó" significa considerar, observar, mirar) en otros que también "caminan" o "viven" ("conducen") dando ejemplo en su vida de cómo seguir a Cristo fielmente. Estos incluían a Timoteo y a Epafrodito pero tenemos una lista de estos en Hebreos 11.
Hoy día también aplica a nosotros como iglesia. En Grace tenemos ejemplos para imitar. Vale la pena conocerles e imitarles. Tenemos también ejemplos en la historia. Vale la pena leer sus biografías para aprender de ellos a cómo seguir fielmente a Cristo.
B. Debemos evitar imitar a los que son enemigos de Cristo vv. 18-19
"Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;
19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.”
Así como los Filipos deben imitar a Pablo y otros como él en su caminar con Cristo, deben evitar imitar a aquellos que son "enemigos de la cruz de Cristo". Pablo habla fuerte en contra de los que siguen la vida de la cruz. Los que viven para sí mismos.
Es muy posible que Pablo se está refiriendo a los mismos del versículo dos, los judaizantes. A estos que Pablo llama "perros", "malos obreros" y "mutiladores" NO deben imitar ya que son enemigos de la cruz de Cristo. Pablo lo dice no con enojo sino que llorando ya que es muy posible que esto habían profesado la fe en Cristo.
Estos hombres que tenían sus deseos físicos y/o sexuales (su vientre), como su dios (Rom. 16:18). Estos piensan que esto es algo bueno y se jactan cuando en realidad es una vergüenza. Lo que ellos piensan no es lo que Pablo ha enseñado en cuanto a tener la mente de Cristo y vivir para el reino eterno de Cristo sino que "sólo piensan en lo terrenal." Como resultado recibirían la condenación eterna.
Hoy día no es difícil ver estos dos tipos de ejemplos. Sin embargo, si queremos perseverar fieles en nuestro caminar en Cristo debemos seguir el ejemplo de los que lo imitan y evitar a aquellos que siguen sus propios deseos.
Finalmente, Pablo les dice a los Filipenses que para que puedan perseverar fielmente en el camino de Cristo debemos estar:
VII. Viviendo como ciudadanos del cielo vv. 20-21
A. Nuestras vidas debe enfocarse en prepararnos para nuestra ciudadanía celestial v. 20a
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos”
En contraste a los que "solo piensan en lo terrenal" (lo de esta tierra con sus valores y deseos), los Filipenses al igual que nosotros debemos enfocarnos en vivir como ciudadanos del reino.
Si tu meta, tu deseo, lo que anhelas es vivir en los Estados Unidos, ser ciudadano y dedicar todos tus esfuerzos serás desilusionado al final. Es triste ver las imágenes esta semana de todas las personas ciudadanas de nuestros países en Latinoamérica que están huyendo porque la situación es muy difícil. ¡La desilusión de sus países ha llegado a su limite!
Algunos que vienen al igual que algunos que están aquí quieren ser ciudadanos de este país aunque no pueden. Hay otros no quieren ser ciudadanos pero quieren disfrutar de los beneficios de ser ciudadanos. Por el contrario les gusta mostrar el patriotismo de su país en los Estados Unidos. ¡Es ilógico!
¡Es igual si eres cristiano y no vives (ni quieres vivir) como ciudadano del cielo! ¡Es ilógico! No puedes amar a dos señores.
Los Filipenses estaban orgullosos de ser ciudadanos de una ciudad tan especial como Filipos. Era una ciudad reconocida como la "mini Roma" de ese entonces. Ser de la colonia de Filipos era muy especial. Pero Pablo les dice que la ciudadania de ellos estaba en los cielos.
Les decía, "¡No se ilusionen con Filipos, y pongan sus mirada en ella, ustedes son ciudadanos del cielo!
Se entiende que cuando las personas se hacen ciudadanas de un país aceptan los valores, ideales, su idioma y el gobierno de él. También asumen responsabilidades como votar. Esto es lo que hicimos muchos de nosotros al llegar a este país. Pero entendamos que no todo lo es es parte de los Estados Unidos se alinea con la Palabra de Dios. Hay muchas cosas contrarias. Personalmente, me gustan mucho de los ideales pero no me gusta mucho la realidad. Es triste para mí ver cómo la base piadosa de este país (he estudiado el tema a fondo) se ha erosionado.
Nuestro Señor dijo en Juan 15:19 y 17:16 que no somos de este mundo. Pedro dice en 1 Pedro 2:11-12 que somos peregrinos y extranjeros en este mundo. Como tales, debemos vivir como ciudadanos del cielo bajo el mando de nuestro Señor Jesucristo.
Esto quiere decir que nuestra manera de vivir será diferente a la de los Estados Unidos o cualquier otro país con su cultura e inmoralidad. ¡No pongas tu esperanza en los Estados Unidos ni en ningún otra país!
No puedes ser ciudadano del cielo y vivir como quieres. Tampoco puedes vivir como ciudadano del cielo sin ser ciudadano. Debes creer en Jesucristo como tu Señor y Salvador. ¡Ese es el requisito para la ciudadanía! ¡No hay cien preguntas para contestar! Pero debe haber un corazón listo para creer en Él.
Cuando conocemos a Cristo nuestra manera de vivir debe ajustarse a las normas, ideales, valores, el hablar y el gobierno de nuestro país de ciudadania, el cielo. Somos los verdaderos extra terrestres, la "colonia" celestial, porque no somos de la tierra somos del cielo por virtud de nuestro Señor Jesucristo que nos ha hechos hijos de Dios.
¿Ya eres ciudadano del cielo a través de Jesucristo nuestro Salvador y Señor? ¿Te ha salvado de tus pecados? ¿Le has confesado como tu Señor?
¿Cómo vas en tu vida como ciudadano del cielo? ¿Vives como tal, y pueden otros que te conocen mirar la diferencia? ¿Reflejan tus valores, tus prioridades, y tu conducta que eres ciudadano del cielo?
No solo debemos enfocarnos en ser ciudadanos del cielo sino que
B. Nuestras vidas deben enfocarse en la venida de nuestro Señor por nosotros v. 20b-21
"de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
En Roma se consideraba al emperador como el salvador y señor. Él les había rescatado o salvado del dominio de otros. Trajo la paz romana. Ellos debían adorarle como señor, como a una deidad. Así que los ciudadanos de Filipos debían hacer esa confesión a él.
Pero no así para aquellos que han sido redimidos por Cristo. Nosotros tenemos UN salvador y un Señor, Jesucristo EL CUAL VIENE DEL CIELO, ese maravilloso país el cual fue a preparar para nosotros. Él viene pronto para transformar nuestros cuerpo, reinar sobre su pueblo y establecer su reino.
A Él le debemos TODA nuestra lealtad, TODA nuestra adoración y TODA nuestra obediencia y a nadie más.
La Biblia nos manda a darle el lugar que Dios les ha otorgado a nuestros gobernantes. Nos manda a obedecer y someternos a las leyes siempre y cuando no nos manden a desobedecer a Cristo y no nos pidan rendirles obediencia o adoración que solo nuestro Señor Jesucristo merece.
¿Qué sucederá cuando él venga?
1. Transformará nuestros cuerpos v. 21a
"el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya"
Él transformará nuestros cuerpos de "la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya". Nuestro cuerpo es de "la humillación" porque está susceptible al pecado y a la corrupción moral y física. Es un cuerpo que es débil cada vez más a medida que pasa el tiempo.
Eventualmente, este cuerpo dejará de funcionar y se separará de nuestro espíritu. El cuerpo se quedará en la tierra y se desintegrará y nosotros, el espíritu nuestro ira al cielo para estar con el Señor (Fil. 1:23). Pero si nuestro Señor viene antes de nuestra muerte, este cuerpo nuestro será transformado. (Rom. 8:11-23; 1 Cor. 15:35-58) y será semejante "al cuerpo de la gloria suya".
Esto debe animarnos a perseverar en nuestro caminar con Cristo. Debemos esperar ansiosamente la venida de nuestro Señor el cual nos transformará para ser como Él.
2. Tendrá completo control de todo v. 21b
"por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Nuestro Señor tendrá control de todo y toda persona. Él recibirá toda la gloria y la honra y la adoración. Cuando esto sucede alcanzaremos aquello por lo cual fuimos alcanzados. Por ahora sigamos perseverando en nuestro vivir en Cristo.
Quizás tienes temor de darle ru vida a Cristo porque no crees que puedes perseverar en él. Pero si él puede sujetar todas las cosas, puede sujetar tu vida.
Quizás hay luchas y pruebas que no sientes que puedes vencer pero Él puede sujetar tu vida y ayudarte a perseverar. Nuestro Señor todopoderoso lo puede hacer. Pero debemos seguir adelante en nuestro vivir con Cristo fielmente.
Oremos para que Dios nos ayude a perseverar en nuestro vivir en Cristo y esperemos con devoción la venida del cielo de nuestro Señor. ¡Vivamos listos!
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