David en el Salmo 51 ruega que Dios le perdone por su misericordia y bondad, confiesa su pecado y también ora pidiendo restauración vv. 8-12
El pecado afecta nuestra vida. Cuando son pecados externos, especialmente morales y sexuales traen consecuencias que Dios no va ha hacer desaparecer. David experimentó consecuencias temporales y permanentes. Su hijo murió y sufrió el castigo de Dios en el cual siempre tuvo guerra con alguien y especialmente con su hijo Absalón.
Pero el pecado afecta también la vida moral. Hace un desastre en nuestra moralidad ya que toca nuestra conciencia, nuestras emociones y abre la puerta a tentaciones que jamás serán evitadas.
Además el pecado afecta la vida espiritual. Esta es la más importante ya que cuando creemos en Cristo ya no vivimos según nuestros malos deseos sino según el Espíritu de Dios. El pecado interrumpe nuestra relación con Dios. Solo puede ser restaurada cuando hay confesión y arrepentimiento.
Hay seis maneras en que somos restaurados por Dios. Esto no proviene de nosotros.
1. Gozo y alegría v. 8
“Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.”
a. El pecado afecta la vida emocional.
“Hazme oír gozo y alegría”
David perdió su gozo y alegría. El pecado lo hizo sordo al gozo y la alegría. ¿Cómo podría participar libremente en la adoración de Dios? no podía hacerlo. El pide que Dios le restaure y pueda oír gozo y alegría otra vez.
Debemos entender que nuestro pecado afectará nuestra vida de adoración con otros. En la casa es fácil evitarlo pero al reunirnos con otros creyentes lo haremos en público, podemos fingir pero no habrá gozo y alegría verdadera. En algunos de ustedes es obvio cuando no hay alegría y gozo y quizás es porque no estás bien con el Señor.
Si eres creyente, y estás caminando rectamente con el Señor, tendrás gozo y alegría que será evidente. Te sentirás parte de la comunidad de creyentes cada vez que participas.
b. El pecado afecta el cuerpo y la mente de la persona.
“Y se recrearán los huesos que has abatido”
El hecho que David no confesó su pecado ni se arrepintió le afecto también su cuerpo y su mente (psicosomático). Mirar el salmo 32:3-4. Psalm 32:3-4. Hay personas que debido al pecado están deprimidas, ansiosas, enojados e insatisfechas y esto afecta el cuerpo físico. La confesión y el arrepentimiento hace que los huesos se recreen o que se regocijen o bailen.
2. Perdón y aceptación v. 9
“Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.”
Esconder el rostro es una manera figurada de decir que Dios le perdone y le acepte de nuevo. David reitera ser perdonado como lo hizo en el versículo 1 y pide que sus maldades, sus pecados sean eliminados completamente.
3. Mente, voluntad y deseos limpios v. 10a
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”
El corazón para los judíos es la mente de donde surgen los deseos y se llevan a cabo las decisiones. Es el área volitiva.
David pide que Dios cree, forme, restaure su mente y voluntad de tal manera que pueda ser limpio de su pecado y pueda volver ha hacer la voluntad de Dios con un pureza.
La idea que viene a mi mente es como cuando hacemos “reboot” o reiniciamos la computadora. Esto hace que todo comience de nuevo de una manera limpia. Roguemos que Dios nos reinicie en nuestra manera de pensar, en nuestros deseos y voluntad.
Que nos de su mente y sus deseos para hacer su voluntad.
4. Espíritu determinado v. 10b
“Y renueva un espíritu recto dentro de mí.”
David pide que su espíritu sea restaurado. Un espíritu determinado a seguir fiel al Señor que no caiga en pecado. Un espíritu que persevera hasta el fin. Un espíritu determinado nos ayudará a servir fielmente al Señor.
Espero que esta sea tu oración. Es mi oración.
5. Comunión con Dios (Espíritu Santo) v. 11
“No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.”
David no quiere ser desechado como Saúl fue desechado por Dios. El quiere tener comunión con Él. La presencia y llenura del Espíritu Santo (cf. Isa. 63:10, 11) hace posible tener comunión con Dios. Sin el Espíritu Santo no hay comunión con Dios. El creyente hoy día no debe tener perdón de perder el Espíritu Santo ya que mora permanentemente no como en el Antiguo Testamento.
Podemos entristecer (Efe. 4:30) o apagar al Espíritu (1 Tes. 5:19) pero nunca lo perderemos. Al confesar nuestros pecados somos restaurados a la comunión con Dios. El Espíritu Santo asume su rol de Consolador, Guiador, y caminamos (Gál. 5:16) en dominados o llenos por Él y producimos su fruto (Gál. 5:22).
Debemos rogar al Señor que nos mantenga en comunión con Él a través del Espíritu Santo. Que podamos ser obedientes a Él para no entristecerle o apagarle.
6. Gozo de la salvación v. 12
“Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.”
David pide que Dios devuelva el gozo de su salvación. La confesión y el arrepentimiento restaura el gozo de nuestra relación con nuestro Dios y Salvador Jesucristo.
El gozo de la salvación se experimenta de una manera muy especial cuando conocemos a Cristo. Todos Uds. que son creyentes entienden esto. Hay gozo inexplicable cuando uno conoce a Cristo. A medida que vamos creciendo en el Señor nuestra madurez espiritual se mide por un gozo estable y profundo. El pecado no confesado y la falta de arrepentimiento nos hace perder ese gozo. Todo se vuelve apático y aburrido. Nos volvemos en religiosos. Dirigimos nosotros nuestra vida y no el Espíritu Santo. La confesión y el arrepentimiento nos restaura el gozo de la salvación, el gozo de conocer a nuestro Salvador. Además, el Espíritu noble o generoso de Dios nos vuelve a guiar. Él no lo puede hacer si no le dejamos.
Quizás este año debemos dedicar tiempo en confesión y arrepentimiento para que Dios nos vuelva el gozo de la salvación y su Espíritu nos dirija.
David ruego por el perdón de Dios, confiesa su pecado, pide restauración de su gozo y alegría, pide perdón y aceptación, pide mente, voluntad y deseos limpios, espíritu determinado, comunión con Dios y renovación del gozo de su salvación.
Esto trae resultados. En la siguiente parte lo aprenderemos.
Confesión y Arrepentimiento - Cuarta parte
El pecado afecta nuestra vida. Cuando son pecados externos, especialmente morales y sexuales traen consecuencias que Dios no va ha hacer desaparecer. David experimentó consecuencias temporales y permanentes. Su hijo murió y sufrió el castigo de Dios en el cual siempre tuvo guerra con alguien y especialmente con su hijo Absalón.
Pero el pecado afecta también la vida moral. Hace un desastre en nuestra moralidad ya que toca nuestra conciencia, nuestras emociones y abre la puerta a tentaciones que jamás serán evitadas.
Además el pecado afecta la vida espiritual. Esta es la más importante ya que cuando creemos en Cristo ya no vivimos según nuestros malos deseos sino según el Espíritu de Dios. El pecado interrumpe nuestra relación con Dios. Solo puede ser restaurada cuando hay confesión y arrepentimiento.
Hay seis maneras en que somos restaurados por Dios. Esto no proviene de nosotros.
1. Gozo y alegría v. 8
“Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.”
a. El pecado afecta la vida emocional.
“Hazme oír gozo y alegría”
David perdió su gozo y alegría. El pecado lo hizo sordo al gozo y la alegría. ¿Cómo podría participar libremente en la adoración de Dios? no podía hacerlo. El pide que Dios le restaure y pueda oír gozo y alegría otra vez.
Debemos entender que nuestro pecado afectará nuestra vida de adoración con otros. En la casa es fácil evitarlo pero al reunirnos con otros creyentes lo haremos en público, podemos fingir pero no habrá gozo y alegría verdadera. En algunos de ustedes es obvio cuando no hay alegría y gozo y quizás es porque no estás bien con el Señor.
Si eres creyente, y estás caminando rectamente con el Señor, tendrás gozo y alegría que será evidente. Te sentirás parte de la comunidad de creyentes cada vez que participas.
b. El pecado afecta el cuerpo y la mente de la persona.
“Y se recrearán los huesos que has abatido”
El hecho que David no confesó su pecado ni se arrepintió le afecto también su cuerpo y su mente (psicosomático). Mirar el salmo 32:3-4. Psalm 32:3-4. Hay personas que debido al pecado están deprimidas, ansiosas, enojados e insatisfechas y esto afecta el cuerpo físico. La confesión y el arrepentimiento hace que los huesos se recreen o que se regocijen o bailen.
2. Perdón y aceptación v. 9
“Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.”
Esconder el rostro es una manera figurada de decir que Dios le perdone y le acepte de nuevo. David reitera ser perdonado como lo hizo en el versículo 1 y pide que sus maldades, sus pecados sean eliminados completamente.
3. Mente, voluntad y deseos limpios v. 10a
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”
El corazón para los judíos es la mente de donde surgen los deseos y se llevan a cabo las decisiones. Es el área volitiva.
David pide que Dios cree, forme, restaure su mente y voluntad de tal manera que pueda ser limpio de su pecado y pueda volver ha hacer la voluntad de Dios con un pureza.
La idea que viene a mi mente es como cuando hacemos “reboot” o reiniciamos la computadora. Esto hace que todo comience de nuevo de una manera limpia. Roguemos que Dios nos reinicie en nuestra manera de pensar, en nuestros deseos y voluntad.
Que nos de su mente y sus deseos para hacer su voluntad.
4. Espíritu determinado v. 10b
“Y renueva un espíritu recto dentro de mí.”
David pide que su espíritu sea restaurado. Un espíritu determinado a seguir fiel al Señor que no caiga en pecado. Un espíritu que persevera hasta el fin. Un espíritu determinado nos ayudará a servir fielmente al Señor.
Espero que esta sea tu oración. Es mi oración.
5. Comunión con Dios (Espíritu Santo) v. 11
“No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.”
David no quiere ser desechado como Saúl fue desechado por Dios. El quiere tener comunión con Él. La presencia y llenura del Espíritu Santo (cf. Isa. 63:10, 11) hace posible tener comunión con Dios. Sin el Espíritu Santo no hay comunión con Dios. El creyente hoy día no debe tener perdón de perder el Espíritu Santo ya que mora permanentemente no como en el Antiguo Testamento.
Podemos entristecer (Efe. 4:30) o apagar al Espíritu (1 Tes. 5:19) pero nunca lo perderemos. Al confesar nuestros pecados somos restaurados a la comunión con Dios. El Espíritu Santo asume su rol de Consolador, Guiador, y caminamos (Gál. 5:16) en dominados o llenos por Él y producimos su fruto (Gál. 5:22).
Debemos rogar al Señor que nos mantenga en comunión con Él a través del Espíritu Santo. Que podamos ser obedientes a Él para no entristecerle o apagarle.
6. Gozo de la salvación v. 12
“Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.”
David pide que Dios devuelva el gozo de su salvación. La confesión y el arrepentimiento restaura el gozo de nuestra relación con nuestro Dios y Salvador Jesucristo.
El gozo de la salvación se experimenta de una manera muy especial cuando conocemos a Cristo. Todos Uds. que son creyentes entienden esto. Hay gozo inexplicable cuando uno conoce a Cristo. A medida que vamos creciendo en el Señor nuestra madurez espiritual se mide por un gozo estable y profundo. El pecado no confesado y la falta de arrepentimiento nos hace perder ese gozo. Todo se vuelve apático y aburrido. Nos volvemos en religiosos. Dirigimos nosotros nuestra vida y no el Espíritu Santo. La confesión y el arrepentimiento nos restaura el gozo de la salvación, el gozo de conocer a nuestro Salvador. Además, el Espíritu noble o generoso de Dios nos vuelve a guiar. Él no lo puede hacer si no le dejamos.
Quizás este año debemos dedicar tiempo en confesión y arrepentimiento para que Dios nos vuelva el gozo de la salvación y su Espíritu nos dirija.
David ruego por el perdón de Dios, confiesa su pecado, pide restauración de su gozo y alegría, pide perdón y aceptación, pide mente, voluntad y deseos limpios, espíritu determinado, comunión con Dios y renovación del gozo de su salvación.
Esto trae resultados. En la siguiente parte lo aprenderemos.
Confesión y Arrepentimiento - Cuarta parte
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