Cuando mi hijo menor cumplió 10 años, las pistolas de paintball (pistolas que disparan canicas con pintura en su interior) eran la última moda. En su fiesta de cumpleaños pensamos que sería genial inaugurar su nueva pistola de “paintball” jugando a un juego en el que corriera frente a un batallón para ver cuántos disparos podría esquivar. Pensamos que lo estaba pasando bien, no podíamos ver su cara porque estaba usando un casco, pero todo parecía bien ya que él seguía corriendo. Inesperadamente para nosotros, él estaba llorando y con mucho dolor. Él estaba tratando de ser valiente, pero no llevaba suficiente relleno dentro de la ropa que lo protegiera. Después de agregar varios pares de pantalones más y un par de chaquetas grandes, él estaba preparado para soportar cualquier cosa que le llegara.
En este capítulo de Efesios, Pablo nos dice que debemos poner relleno, una armadura, para que podamos ser capaces de resistir lo que el enemigo nos lanza en nuestro camino. Nuestra lucha es contra las fuerzas del mal, visibles e invisibles. Para estar de pie al final de la batalla, se nos instruye a vestirnos de la verdad, la paz, la justicia, la fe, y la salvación. Estas son las piezas de la armadura que van a parar las armas del enemigo.
La Verdad expone las mentiras del enemigo, la rectitud de Su Justicia protege nuestros corazones, la Paz nos mantiene listos para actuar, mientras que la Fe hace
que los ataques del enemigo reboten mientras nos centramos en Dios. Por último, la Salvación nos ayuda a comprender que el enemigo no nos puede apartar de Dios.
Pregúntese a sí mismo, ¿Dónde se encuentra aún desprotegido?
¿Qué parte de la armadura aún no está vistiendo? No se quede vulnerable a los dardos que el enemigo está disparando en su dirección, porque su objetivo es hacerlo caer. Dios le ha dado todo lo que necesita, no sólo para sobrevivir, sino también para vencer y estar de pie al final de la batalla.
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