Este pasaje es la culminación de todo. Al finalizar, primero nos advierte que decir o profesar que le seguimos y aun hacer milagros en su nombre no es garantía de que nos dejará entrar en su reino. Nos advierte que solo los que hacen la voluntad del Padre, los que son obedientes, entrarán en su reino. Estos tienen fe verdadera. Para esto el Señor ilustra usando la idea de dos personas que construyeron en dos cimientos. Solo una de esas personas experimentó la salvación. Solo una tubo fe verdadera en Él. Se pudo ver por su obediencia a su Palabra.
Este pasaje NO nos enseña que la salvación si pierde, sino es una advertencia para aquel que no ha dado su vida a Cristo y quiere hacer su voluntad. El oidor que no oye ni cree realmente. El que no obedece porque no tiene fe genuina. El resultado de oír a Cristo es una vida que se rinde a Él y vive en obediencia a Él. Esta es verdadera fe. Para el creyente, este pasaje es una manera de evaluar su obediencia al Señor. No basta oír por once semanas, hay que escuchar y obedecer. Esto es fe verdadera.
Este pasaje NO nos enseña que la salvación si pierde, sino es una advertencia para aquel que no ha dado su vida a Cristo y quiere hacer su voluntad. El oidor que no oye ni cree realmente. El que no obedece porque no tiene fe genuina. El resultado de oír a Cristo es una vida que se rinde a Él y vive en obediencia a Él. Esta es verdadera fe. Para el creyente, este pasaje es una manera de evaluar su obediencia al Señor. No basta oír por once semanas, hay que escuchar y obedecer. Esto es fe verdadera.
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