Todos adoramos a algo o a alguien. Fuimos creados para adorar. Adorar significa rendir a algo o alguien el honor, la reverencia, el peso que merece. Ese algo o alguien se considera como más valioso y sobre nuestra vida.
En este pasaje aprendemos del Señor que el está buscando a adoradores que adoren a Dios en espíritu y en verdad. Pero para serlo, primero deben creer en Jesucristo, el Salvador, que es el único que puede dar el agua de vida que no solo transforma sino que satisface completamente nuestras vidas. El Señor primero, muestra como Dios busca verdaderos adoradores, luego muestra la necesidad de confrontar el pecado que impide ser un adorador verdadero, enseña lo que envuelve ser un verdadero adorador y finalmente, cómo Él es el enfoque que hace posible la verdadera adoración de Dios.
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