La sanidad del paralítico de Betesda es el segundo milagro que Juan menciona. Este milagro, a diferencia de la sanidad del hijo del noble que sanó anteriormente, fue hecho en el día sábado y causó inmediatamente oposición de los lideres religiosos. Este fue el comienzo de la oposición que eventualmente los llevó a matarlo. Juan nos dice que fue durante una “fiesta de los judíos” pero no la identifica. Es probable que sea la fiesta de las trompetas o Rosh ha-Shanah (Lev. 23:23-25).
Este milagro nos muestra que las necesidad físicas de sanidad solo son un síntoma de la sanidad espiritual que necesitamos. Necesitamos sanidad divina interna antes que externa. Esta sanidad solo viene a través de nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor mostró su compasión y misericordia al sanar a los enfermos pero no los sanó a todos. Él sabía que la necesidad más grande es el de que nuestra alma sea transformada por su gracia y esto vendría después de su muerte, sepultura y resurrección. Entendamos esto, no hay ninguna promesa en la Biblia que nos dice que su sacrificio vicario nos garantiza sanidad física. Esto es teológicamente errado. Algunos quieren usar el pasaje de Isaías 53 diciendo que “por sus llagas fuimos sanados” se refiere a la sanidad física. Esta es una interpretación incorrecta. Además, la sanidad de este paralítico nos muestra que es posible recibir sanidad física de parte de Dios y no creer en Cristo. Esto es trágico.
Este milagro nos muestra que las necesidad físicas de sanidad solo son un síntoma de la sanidad espiritual que necesitamos. Necesitamos sanidad divina interna antes que externa. Esta sanidad solo viene a través de nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor mostró su compasión y misericordia al sanar a los enfermos pero no los sanó a todos. Él sabía que la necesidad más grande es el de que nuestra alma sea transformada por su gracia y esto vendría después de su muerte, sepultura y resurrección. Entendamos esto, no hay ninguna promesa en la Biblia que nos dice que su sacrificio vicario nos garantiza sanidad física. Esto es teológicamente errado. Algunos quieren usar el pasaje de Isaías 53 diciendo que “por sus llagas fuimos sanados” se refiere a la sanidad física. Esta es una interpretación incorrecta. Además, la sanidad de este paralítico nos muestra que es posible recibir sanidad física de parte de Dios y no creer en Cristo. Esto es trágico.
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