Necesitamos una paz que transcienda toda circunstancia y toda diferencia entre nosotros. De esto se habla mucho en nuestro país hoy día. Queremos vivir en paz con otros. Pero esta paz es superficial porque solo trata de eliminar diferencias externas como el color de la piel, el ambiente geográfico, el estatus social o las diferencias culturales.
En Hebreos 13:20 nos dice que Dios es un Dios de paz. En Filipenses 4:9 dice que Él es “el Dios de paz”.
El único que puede hacer posible una paz que transcienda todo es el Dios de paz. Solo Él puede darnos ese tipo de paz que buscamos. Cada persona que nace en este mundo nace alejada de Dios y no posee la paz con Dios debido a su pecado innato. Dentro de nosotros, anhelamos esta paz con Dios. Es nuestra naturaleza alejada de Dios que produce lo opuesto de la paz y aunque trata de tener paz con otros, no llega a la realidad. Si hay paz con Dios, puede haber paz con otros.
Cuando creemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, nuestra paz con Dios es restaurada. Rom. 5:1 Esta paz no es solo el hecho de que ya no somos enemigos de Dios alejados por nuestros pecados. Esta paz nos da una relación con Dios, una relación recíproca en la que tenemos comunión con Él y Él con nosotros. Esta relación produce paz en nosotros. Esta es una paz que transciende lo externo y temporal. Esta paz transciende nuestro entendimiento, nuestros sentimientos y nuestras circunstancias porque sabemos que Dios está con nosotros y en nosotros a través de su Espíritu. El nos ayuda, nos fortalece, nos conforta, nos guía y nos asegura nuestro futuro eterno. La paz de Dios nos da la seguridad que nada en esta vida, ni nadie en esta vida, nos separará de su amor.
Esta paz provee la seguridad para vivir una vida en paz personal interna pero también relacional como iglesia sin importar cualquier diferencia entre nosotros. Sin embargo, este hecho no garantiza que viviremos en su paz. Debemos seguir lo que su Palabra nos enseña sobre la paz.
Si tu nunca has dado tu vida a Cristo, esta paz está ausente. Puede que tu mundo exterior este en paz, pero si no tienes paz con Dios, no puedes recibir su paz sobrenatural para vivir la vida aquí y en la eternidad.
¿Cuáles son los robadores de la paz?
De la paz personal (interna): el desánimo, la búsqueda de la felicidad, el enojo acompañado con crítica y quejas, la ansiedad acompañada con la preocupación, desánimo y la depresión, y los pensamientos erróneos.
De la paz relacional (unos a otros): la discordia y los conflictos con otros.
¿Cuáles son los resultados de una vida sin paz?
En lo personal: ansiedad, preocupación, murmuración, crítica, quejas, desánimo, depresión, culpa, enojo afectan la vida emocional y las relaciones.
En lo relacional: aislamiento, falta de amistades, conflictos con otros, divisiones.
Todo esto afecta la vida espiritual y muchas veces lleva al pecado y a una vida fuera de la voluntad de Dios, una vida sin la paz de Dios, que nos impide caminar en obediencia a Él. No perseveramos en nuestro caminar en Cristo porque estamos atados por los robadores de paz.
¿Cómo mantener la paz de Dios en nuestra vida como iglesia?
Recordemos que esta enseñanza aunque tiene un aspecto personal es en el contexto de la iglesia, la comunidad de creyentes en la que debemos practicarla.
I. Debemos vivir firmes en el Señor v. 1
“Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.”
- Superando el desánimo
“Así que” conecta esto con el hecho que debemos de vivir como ciudadanos del cielo sabiendo que Cristo viene del cielo y nos transformará. Esto nos debe llevar a una acción. Esta acción también está conectada con la paz que debe reinar en nuestras vidas.
¿Cuál es esa acción? La acción es el estar firmes. Esta firmeza tiene la idea militar de estar resolutos, no ceder terreno ante el enemigo.
Requiere resistir pero requiere también avanzar. Aquellas cosas que nos roban la paz deben ser resistidas. No debemos dejar que tomen terreno en nuestra vida. Leía esta semana y un autor decía que debemos ser peregrinos y no turistas. Los turistas salen cuando tienen tiempo, van para disfrutar, tomar fotos, divertirse y luego se van. Ellos son los que van a la iglesia los domingos, van a las novedades, quieren ser entretenidos pero no se comprometen.
A. Animándonos unos a otros en Cristo v. 1b
Pablo los anima a los Filipenses a permanecer firmes en el Señor.
1. Hermanos en la fe en Cristo
Pablo presenta a los Filipenses como “hermanos míos”. Esta es la unión que tenemos en Cristo. Somos parte de una familia, la familia de Dios Padre y por lo tantos somos hermanos que tenemos los mismos derechos delante de Él. Esta unión familiar no es temporal, es permanente. Juntos vivimos nuestra vida en Cristo. Esto nos trae paz.
2. Amados por Dios
También les llama “amados” porque somos amados por nuestro Padre. Si el nos ama nos cuidará y nos dará su paz. Nos amamos unos a otros porque Dios nos ha amados.
3. Deseados
Para Pablo los Filipenses son deseados para él. Desea estar con ellos. ¿Qué mejor deseo que el estar con aquellos que ama?
Igual debemos nosotros desear estar juntos en el Señor.
4. Gozo y Corona
Los Filipenses son su gozo y corona al ver cómo viven fielmente para el Señor. No depende de ellos para tener gozo, pero ellos añaden a su gozo con sus vidas.
Pero son su también su corona ya que está esperando la venida de nuestro Señor. El gozo de él es verlos terminar la carrera fielmente y son su corona de Dios.
Nosotros debemos vivir en Cristo de tal manera que también somos gozo y corona para los que nos pastorean.
Sabiendo que somos todo esto debería llevarnos a tener paz y vivir en paz.
Pero también,
B. Reconociendo nuestra dependencia en el Señor v. 1b
Estamos firmes dependiendo del Señor y en su fuerza.
Mirando atrás en Filipenses:
- Debemos estar firmes en la unidad en Cristo. Debemos estar firmes en comunicar el evangelio a otros y ayudado aquellos que sirven al Señor. Debemos estar firmes en la meta singular de conocer más a nuestro Señor Jesucristo poniéndolo primero en nuestra vida antes que cualquier otra cosa o persona. Debemos estar firmes perseverando en nuestra carrera espiritual dejando lo que queda atrás y esforzándonos en nuestro avance. Debemos estar firmes como ciudadanos del cielo.
- Mirando al resto de lo que Filipenses nos enseña: Debemos estar firmes en nuestro gozo sin importar nuestra situación. Debemos estar firmes orando para evitar sin ansiedad. Debemos estar firmes pensando pensamientos virtuosos.
Esto no es automático. Hay que vivir nuestra vida de peregrinos (no turistas) en Cristo cada día. Esto implica buscarle intensamente en oración y a través de su Palabra. Envuelve tener comunión con Cristo constantemente.
¿Cómo está tu firmeza en el Señor? ¿Estás corriendo hacia la meta de ser como Cristo o estás parado en el camino exponiendo tu vida al enemigo?
El ánimo de otros y nuestra dependencia en el Señor nos ayudan superar el desánimo y vivir firme para el Señor. Esto produce la paz de Dios en nuestra vida.
Segunda parte
Tercera parte
En Hebreos 13:20 nos dice que Dios es un Dios de paz. En Filipenses 4:9 dice que Él es “el Dios de paz”.
El único que puede hacer posible una paz que transcienda todo es el Dios de paz. Solo Él puede darnos ese tipo de paz que buscamos. Cada persona que nace en este mundo nace alejada de Dios y no posee la paz con Dios debido a su pecado innato. Dentro de nosotros, anhelamos esta paz con Dios. Es nuestra naturaleza alejada de Dios que produce lo opuesto de la paz y aunque trata de tener paz con otros, no llega a la realidad. Si hay paz con Dios, puede haber paz con otros.
Cuando creemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, nuestra paz con Dios es restaurada. Rom. 5:1 Esta paz no es solo el hecho de que ya no somos enemigos de Dios alejados por nuestros pecados. Esta paz nos da una relación con Dios, una relación recíproca en la que tenemos comunión con Él y Él con nosotros. Esta relación produce paz en nosotros. Esta es una paz que transciende lo externo y temporal. Esta paz transciende nuestro entendimiento, nuestros sentimientos y nuestras circunstancias porque sabemos que Dios está con nosotros y en nosotros a través de su Espíritu. El nos ayuda, nos fortalece, nos conforta, nos guía y nos asegura nuestro futuro eterno. La paz de Dios nos da la seguridad que nada en esta vida, ni nadie en esta vida, nos separará de su amor.
Esta paz provee la seguridad para vivir una vida en paz personal interna pero también relacional como iglesia sin importar cualquier diferencia entre nosotros. Sin embargo, este hecho no garantiza que viviremos en su paz. Debemos seguir lo que su Palabra nos enseña sobre la paz.
Si tu nunca has dado tu vida a Cristo, esta paz está ausente. Puede que tu mundo exterior este en paz, pero si no tienes paz con Dios, no puedes recibir su paz sobrenatural para vivir la vida aquí y en la eternidad.
¿Cuáles son los robadores de la paz?
De la paz personal (interna): el desánimo, la búsqueda de la felicidad, el enojo acompañado con crítica y quejas, la ansiedad acompañada con la preocupación, desánimo y la depresión, y los pensamientos erróneos.
De la paz relacional (unos a otros): la discordia y los conflictos con otros.
¿Cuáles son los resultados de una vida sin paz?
En lo personal: ansiedad, preocupación, murmuración, crítica, quejas, desánimo, depresión, culpa, enojo afectan la vida emocional y las relaciones.
En lo relacional: aislamiento, falta de amistades, conflictos con otros, divisiones.
Todo esto afecta la vida espiritual y muchas veces lleva al pecado y a una vida fuera de la voluntad de Dios, una vida sin la paz de Dios, que nos impide caminar en obediencia a Él. No perseveramos en nuestro caminar en Cristo porque estamos atados por los robadores de paz.
¿Cómo mantener la paz de Dios en nuestra vida como iglesia?
Recordemos que esta enseñanza aunque tiene un aspecto personal es en el contexto de la iglesia, la comunidad de creyentes en la que debemos practicarla.
I. Debemos vivir firmes en el Señor v. 1
“Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.”
- Superando el desánimo
“Así que” conecta esto con el hecho que debemos de vivir como ciudadanos del cielo sabiendo que Cristo viene del cielo y nos transformará. Esto nos debe llevar a una acción. Esta acción también está conectada con la paz que debe reinar en nuestras vidas.
¿Cuál es esa acción? La acción es el estar firmes. Esta firmeza tiene la idea militar de estar resolutos, no ceder terreno ante el enemigo.
Requiere resistir pero requiere también avanzar. Aquellas cosas que nos roban la paz deben ser resistidas. No debemos dejar que tomen terreno en nuestra vida. Leía esta semana y un autor decía que debemos ser peregrinos y no turistas. Los turistas salen cuando tienen tiempo, van para disfrutar, tomar fotos, divertirse y luego se van. Ellos son los que van a la iglesia los domingos, van a las novedades, quieren ser entretenidos pero no se comprometen.
A. Animándonos unos a otros en Cristo v. 1b
Pablo los anima a los Filipenses a permanecer firmes en el Señor.
1. Hermanos en la fe en Cristo
Pablo presenta a los Filipenses como “hermanos míos”. Esta es la unión que tenemos en Cristo. Somos parte de una familia, la familia de Dios Padre y por lo tantos somos hermanos que tenemos los mismos derechos delante de Él. Esta unión familiar no es temporal, es permanente. Juntos vivimos nuestra vida en Cristo. Esto nos trae paz.
2. Amados por Dios
También les llama “amados” porque somos amados por nuestro Padre. Si el nos ama nos cuidará y nos dará su paz. Nos amamos unos a otros porque Dios nos ha amados.
3. Deseados
Para Pablo los Filipenses son deseados para él. Desea estar con ellos. ¿Qué mejor deseo que el estar con aquellos que ama?
Igual debemos nosotros desear estar juntos en el Señor.
4. Gozo y Corona
Los Filipenses son su gozo y corona al ver cómo viven fielmente para el Señor. No depende de ellos para tener gozo, pero ellos añaden a su gozo con sus vidas.
Pero son su también su corona ya que está esperando la venida de nuestro Señor. El gozo de él es verlos terminar la carrera fielmente y son su corona de Dios.
Nosotros debemos vivir en Cristo de tal manera que también somos gozo y corona para los que nos pastorean.
Sabiendo que somos todo esto debería llevarnos a tener paz y vivir en paz.
Pero también,
B. Reconociendo nuestra dependencia en el Señor v. 1b
Estamos firmes dependiendo del Señor y en su fuerza.
Mirando atrás en Filipenses:
- Debemos estar firmes en la unidad en Cristo. Debemos estar firmes en comunicar el evangelio a otros y ayudado aquellos que sirven al Señor. Debemos estar firmes en la meta singular de conocer más a nuestro Señor Jesucristo poniéndolo primero en nuestra vida antes que cualquier otra cosa o persona. Debemos estar firmes perseverando en nuestra carrera espiritual dejando lo que queda atrás y esforzándonos en nuestro avance. Debemos estar firmes como ciudadanos del cielo.
- Mirando al resto de lo que Filipenses nos enseña: Debemos estar firmes en nuestro gozo sin importar nuestra situación. Debemos estar firmes orando para evitar sin ansiedad. Debemos estar firmes pensando pensamientos virtuosos.
Esto no es automático. Hay que vivir nuestra vida de peregrinos (no turistas) en Cristo cada día. Esto implica buscarle intensamente en oración y a través de su Palabra. Envuelve tener comunión con Cristo constantemente.
¿Cómo está tu firmeza en el Señor? ¿Estás corriendo hacia la meta de ser como Cristo o estás parado en el camino exponiendo tu vida al enemigo?
El ánimo de otros y nuestra dependencia en el Señor nos ayudan superar el desánimo y vivir firme para el Señor. Esto produce la paz de Dios en nuestra vida.
Segunda parte
Tercera parte
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